Juan Manuel Santos, Raúl Castro y «Timochenko».
Antes del Plebiscito del 2 de octubre de 2016, César Vidal denunció las inconsistencias del Acuerdo de La Habana. Dio las razones de su invalidez. Y anunció que “de ganar el NO, Santos seguiría adelante”. Hoy los hechos son tangibles y las consecuencias evidentes.
Hace cuatro años, en el 2016, con una incorregible megalomanía y grandilocuencia, Juan Manuel Santos habló del “Fin de la Guerra”. No sólo anunciaba con bombos y platillos “La Paz”, sino que incluso anunció que con ésta Colombia se convertiría en “la despensa del mundo”.
Pero todo dependía del plebiscito del 2 de octubre, que él amañó a más no poder para garantizar un “sí” que, finalmente, el pueblo no avaló. No obstante, en su ‘pacifista’ tozudez, ignoró, desconoció y violó la voluntad del Constituyente Primario que claramente votó NO.
Unos días antes, el internacionalmente reconocido y distinguido Periodista, Escritor e Historiador español César Vidal Manzanares, emitió un Editorial que resultó no sólo acertado sino aún profético. Dijo con claridad que “de ganar el NO, Santos seguiría adelante”, pues “la palabra de Santos vale menos que un euro de plástico”. Y, respectivamente, así ocurrió y se comprobó..
Su análisis fue clarísimo y contundente: “El acuerdo Santos-Farc es una de las peores aberraciones de la humanidad”. Durante este mes, a cuatro años de ello, se alzan las voces de algunos políticos que reclaman por “el robo del no”. Pero lo hacen apenas después de ver la defraudación anunciada con la que algunos de ellos contribuyeron.
Invitamos a escuchar este Editorial, increíblemente vigente. Nadie puede menos que reconocer cómo los hechos le dan la razón a César Vidal, cuando anticipó el regalo de curules y la impunidad, hoy plenamente visibles y verificables. Una burla completa a la democracia colombiana y a sus Instituciones.
Ojalá que la actual realidad de desorden e inestabilidad institucional que esta falsa paz ha traído, sirvan como lección a los incautos y desprevenidos. El “buenismo” ingenuo sólo allana el camino a los voraces. Porque “la paz no lo justifica todo”. Y, especialmente, porque sin justicia no hay paz.
Edwin Botero Correa, Tradición Viva, Madrid, 21/10/2020