El candidato a la presidencia de Colombia por el izquierdista Pacto Histórico ha reforzado en las últimas horas su discurso centrado en llamar «neonazis» a la prensa y a quienes lo critican, exponiendo incluso a un niño de 14 años.
La “desnazificación” de Ucrania planteada por Vladímir Putin careció de sustento ante la comunidad internacional como excusa para invadir el país vecino, pero pretender ahora trasladar este argumento a la campaña electoral en Colombia resulta no solo descabellado sino escabroso y altamente peligroso.
El pasado lunes, el candidato a la presidencia por el izquierdista Pacto Histórico, Gustavo Petro, desató la polémica al afirmar que hay “neonazis en RCN”, haciendo referencia al columnista de este medio de comunicación, David Ghitis, ignorando incluso que es descendiente de judíos. Pero no se trató de un hecho aislado. Ese fue tan solo el punto de partida para dar forma a un discurso que en las últimas horas ha reforzado, usando el término en diversos contextos para señalar a quienes se oponen a su fórmula electoral.
Respondiendo a un mensaje en Twitter del periodista Fidel Cano Correa que incluyó el enlace a un editorial de El Espectador titulado “Estigmatizar al contrario no es democrático”, Petro apeló nuevamente al discurso del nazismo.
En un extenso hilo en la red social afirmó que “la misma prensa ha descubierto la configuración de redes neonazis”, exponiendo además a un niño de 14 años, quien no dudó en alertar que el senador izquierdista que aspira a la presidencia lo está poniendo “en riesgo ante la intolerancia de sus seguidores”.
Para justificar su postura, Gustavo Petro respondió al joven que no fue él quien publicó la foto sino David Ghitis. Sin embargo, fue el líder del Pacto Histórico quien agregó el descalificativo de “neonazi” en su publicación, del cual no se retracta. Al contrario, continúa justificando. “Sé que me llamarán estigmatizador porque digo ‘neonazi’. Una cosa es el improperio, otra la acción sistemática por perseguir y desaparecer un pensamiento y una acción política legítima, incluidos sus portadores. Eso es un crimen”, agregó Petro.
Una estrategia más agresiva
Pero todo parece indicar que la única acción sistemática que se observa es la de Gustavo Petro queriendo estigmatizar como “neonazis” a todos sus detractores en el marco de su campaña electoral. Y es aquí donde se desmonta además la intención de poner a una persona afrodescendiente como su fórmula a la vicepresidencia para exacerbar el discurso victimista del progresismo.
En respuesta a una publicación de la revista Semana, en la que se reseña el hecho de que la cantante Marbelle se refirió a Francia Márquez como “King Kong”, Petro insistió con su discurso. “Creen como Hitler, el nazi, que la piel blanca hace a la persona superior. Son neonazis”, sentenció.
Evidentemente se trató de una descalificación inadecuada por parte de la artista –que además repitió el senador Gustavo Bolívar, mano derecha de Petro, al acompañar desacertadamente su intento de defensa con una foto de King Kong– pero el episodio también ratificó la intención del candidato del Pacto Histórico por instaurar un discurso de campaña que se enmarca en una especie de cruzada por la “desnazificación” de Colombia, si es que cabe la analogía con el discurso del gobierno ruso.
No hay duda de que Gustavo Petro está dando un giro a su campaña. Si bien continúa liderando las encuestas, los números también parecen mostrar un estancamiento, y para poder ganar necesitará duplicar los 4,5 millones de votos que obtuvo en la consulta interpartidista. Tal vez esto explique el hecho de que en los últimos días haya optado por una estrategia más agresiva.
Petro, el goebbeliano
Ha sido un comportamiento propio de los caudillos de izquierda buscar un enemigo al cual atacar y que además permita encasillar a todos los que se oponen a su proyecto. Así, por ejemplo, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela enfocaron toda su artillería en contra del “imperialismo norteamericano”, ganándose los opositores el descalificativo de “pitiyanquis”. Y más recientemente, el ahora presidente de Chile, Gabriel Boric, puso durante la campaña a sus seguidores a confrontar al “fascismo” del que acusaba a su contendor, el republicano José Antonio Kast, para que finalmente todo el que estuviera en contra de su opción fuera calificado como “facho”.
Con notable imprecisión ideológica, Gustavo Petro también ha hecho referencia al fascismo en sus últimos tuits, pero particularmente se ha esforzado en repetir el término “neonazi”, buscando popularizarlo entre sus seguidores para que lo usen contra sus adversarios en la campaña. No es una práctica nueva. De hecho la instauró precisamente Joseph Goebbels, el jefe de la propaganda nazi, al que no casualmente Petro cita en uno de sus mensajes en Twitter. “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”, es sin duda la máxima del exguerrillero del M-19.
Las mentiras de Petro
Gustavo Petro es un mentiroso. De ello hay evidencias. Sus redes sociales las ha usado para hacer afirmaciones irresponsables sin que haya rectificación posterior. Por mencionar algunos casos, basta con recordar cuando, según sus pronósticos divulgados en Twitter, la inmunización en Colombia tardaría siete años. Ha transcurrido menos de un año de aquella desafortunada afirmación y en el pais se han aplicado ya más de 75 millones de dosis que equivalen a 79,9 % de la población con al menos una dosis y 64,08 % con ambas pautas. Incluso ya se está aplicando la tercera dosis equivalente al primer refuerzo. Sus aseveraciones apresuradas y sin base científica sobre la pandemia han ido mucho más allá. Pues llegó a asegurar que “las vacunas no sirven” contra la variante delta.
A finales de 2021 vaticinó un “desplome” del precio del petróleo con consecuencias para Colombia, pues advertía que esto llevaría a una supuesta paralización de la exploración en el pais. La realidad es otra. El precio del crudo se ha recuperado, cotizándose actualmente en torno a los 112 dólares por barril.
En su afán por atacar al presidente Iván Duque y figurar como líder de la oposición, Petro amenazó irresponsablemente al Gobierno dos días antes de iniciarse el paro, que se llevó a cabo el año paso, con “aglomeraciones de gente protestando” si no se retiraba del Congreso el proyecto de reforma tributaria que desató el descontento, justo cuando Colombia enfrentaba el tercer pico de la pandemia, registrando las cifras más altas de contagios y muertes. Al quinto día de manifestaciones, el presidente Duque pidió al Poder Legislativo retirar la polémica reforma, cediendo en parte al chantaje. Sin embargo, Petro siguió incitando a los manifestantes por diversos motivos que fue sumando a las exigencias a lo largo de dos meses.
Arremetida contra la prensa
Ahora Petro dice combatir la mentira con su campaña centrada en repetir mil veces el descalificativo de “neonazi” contra sus adversarios y, lo más preocupante, contra la prensa, asomando una brutal arremetida contra la libertad de expresión en un eventual gobierno suyo. La preocupación por esta agresión llegó incluso hasta la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), que rechazó la “violencia ejercida por el candidato presidencial Gustavo Petro contra RCN” y destacó que “no es la primera vez que Petro emite estigmatizaciones que lesionan gravemente la libertad de prensa”.
La intolerancia a la crítica por parte del candidato de la extrema izquierda escaló este miércoles cuando anunció que, “a pesar de la FLIP”, procederá a la defensa legítima y le pedirá a su equipo de abogados “actuar judicialmente contra todo delito de calumnia y racismo”, haciendo mención a una publicación del vicepresidente del Consejo de Bogotá, Huberto ‘Papo’ Amín, quien afirmó que “Petro es el candidato de las FARC” y “la candidata del ELN es Francia Márquez”, tal vez obviando que Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, exlíder de la narcoguerrilla de las FARC, ratificó el lunes su apoyo y el de su partido Comunes (antes FARC) al candidato del Pacto Histórico y le prometió trabajar “hombro a hombro” en el Congreso.
Los apoyos públicos de las FARC y el ELN
Hasta el momento no se ha conocido la noticia de que Petro haya rechazado este respaldo. Lo que sí salió a la luz fue una fotografía publicada por el periodista Gustavo Rugeles, director de El Expediente, en la que Petro aparece junto a Emiro del Carmen Ropero Suárez, alias Rubén Zamora, quien fuera el cabecilla del frente 33 de las FARC, el mismo que cometió el sábado un atentado al sur de Bogotá en el que murieron dos niños.
Y sobre este dantesco hecho, el aspirante a la presidencia de Colombia se limitó a decir que “las disidencias asesinaron dos niños en Bogotá y el ejército hizo una masacre de gente pobre en el Putumayo. NO MÁS”, minimizando el hecho con esta comparación, evitando hacer mención a las FARC y exacerbando el discurso socialista de la lucha entre ricos y pobres. Incluso refutó directamente al presidente Iván Duque, afirmando que “no eran 11 integrantes de las FARC” sino “campesinos e indígenas civiles desarmados”, señalando además con total firmeza que se trató de “falsos positivos” que en su eventual gobierno “se acabarán”.
Lo que no parece ser un falso positivo es el respaldo que la narcoguerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha dado públicamente en su página web a Francia Márquez, candidata a la vicepresidencia en binomio con Gustavo Petro, otra publicación que ha enfurecido en las últimas horas al exguerrillero y exalcalde de Bogotá.

José Gregorio Martínez , Panam Post Miami, 30/03/2022
Periodista venezolano dedicado a las fuentes de Política y Economía. Editor jefe de PanAm Post. Experiencia previa en medios como NTN24, El Mundo Economía & Negocios, Diario La Verdad y Globovisión.