Las artimañas de persuasión de los socialistas y específicamente de las Farc en Colombia tienen que ser puestas en evidencia y recopiladas para estudio.
Las artimañas de persuasión de los socialistas y específicamente de las Farc en Colombia tienen que ser puestas en evidencia y recopiladas para estudio. Su cinismo es desconcertante, por supuesto, pero que quede claro que no es un actuar desprevenido, es una estrategia calculada para la toma del poder.
Esta semana en su Twitter, alias Pastor Alape, miembro de la Dirección Nacional de las Farc y delegado al Consejo Nacional de Reincorporación, escribió: «Aportamos verdad para la reconciliación. Como partícipes del conflicto armado, asumimos nuestras responsabilidades ante la JEP y ante las víctimas. Es nuestro compromiso como firmantes de paz».
Estas líneas infames las acompañó de un comunicado en el que se lee:
Reconocí responsabilidad frente al ingreso irregular de menores de edad a la organización, porque sabemos y asumimos que en algunos lugares del país, y pese a que no fuera la política del movimiento, (…) se vincularon menores de 15 años en las filas guerrilleras.
¿Cuál es la verdad que aporta? ¿Cómo es eso de que el reclutamiento de menores no era política en las Farc?
La Federación Colombiana de Víctimas de las Farc, logró documentar que, desde 1991 hasta la firma del acuerdo de paz, fueron reclutados más de 40 mil niños y adolescentes.
Alape bien sabe eso, pero su artimaña -la de las FARC- para lavarse las manos y tomarse el poder, es decir que entregan la verdad cuando en realidad están hablando de su verdad, no de lo que efectivamente sucedió. Dicen «asumimos nuestras responsabilidades» y a renglón seguido aseguran que ni el reclutamiento de menores ni las violaciones sexuales eran política en su grupo narcoterrorista.
Situación similar ocurrió con los hechos de violencia sexual, frente a los que nos preguntaron y que por su gravedad, condenamos y tipificamos incluso como delito en la organización, indiqué que si bien en mi experiencia personal no tuve que juzgar a nadie por esta conducta, son hechos que sí pudieron ocurrir al interior de las filas guerrilleras
Dice el narcoterrorista, ahora «gestor de paz», que las violaciones «pudieron ocurrir» dentro de las filas.
«Alias Allende bajo el mando de Pastor Alape violaba a los hombres en las FARC y Alape lo sabía, pero no hacía nada porque es otro violador de niñas. Allende se llevaba a los niños y muchachos que le gustaban para su caleta y los violaba a la fuerza», dijo Sara Morales, quien fue reclutada por las Farc cuando era una niña.
«Pastor Alape me puso a bailar con el mismo que me violó mientras reían», dijo Sara Morales sobre quien hoy dice que en su experiencia personal nunca vio que ocurriera una violación en las FARC.
En el 2016 alias Alape aseguró en entrevista con Blu Radio que en las filas de las Farc no hay más de 25 niños menores de 15 años, y que los entregarían tras la firma del «acuerdo». Dijo también en ese momento que la cifra entregada por el Gobierno, de por lo menos unos 800 menores de 15 años secuestrados, era errada. Aseguró que:
“Ese dato que tiene el Gobierno no coincide con la realidad de la insurgencia”
La realidad de la insurgencia… Ojalá todos los colombianos se graben esta frase.
Tendremos que repetir una y otra vez, hasta el cansancio, la verdad. No la «realidad de la insurgencia» según la cual las violaciones y los reclutamientos a menores eran hechos aislados, sino la verdad que nos muestran los datos y testimonios de las víctimas, la verdad de los reclutamientos y violaciones sistemáticas. No olvidar es fundamental para no repetir, para que no nos engañen, para que no se tomen el poder.
Para las Farc, la «verdad» es la mentira. Mienten, una y otra vez, porque saben que de la mentira algo queda.
Cuando dicen que asumen la responsabilidad es porque viven en la impunidad. Cuando dicen hablar la verdad, mienten. Y cuando dicen que trabajan en la «consecución de la paz» es porque avanzan en su guerra por el poder.
Vanessa Vallejo es Editor en Jefe y columnista del PanAm Post. Economista, Paleolibertaria, conservadora.