Los resultados de la primera vuelta presidencial en Chile dejaron una advertencia estruendosa para Colombia.
Una advertencia tan clara que ignorarla sería una forma de suicidio político colectivo.
El reciente escenario presidencial chileno muestra con claridad quirúrgica lo que ocurre cuando liderazgos que comparten electorado, sensibilidad ideológica y diagnóstico del país deciden competir entre sí en lugar de competir contra su verdadero adversario.
En Chile, la fragmentación del sector de centroderecha y derecha permitió que la candidata oficialista, Jeannette Jara, pasara a segunda vuelta como la más votada. No porque hubiese un repunte ideológico de la izquierda—que no lo hubo—sino porque los votantes del otro espectro quedaron repartidos entre Kast (24,66 %), Parisi (18,41 %), Kaiser (13,87 %) y Matthei (13,70 %).
La suma total de ese bloque superaba con holgura el 50 %.
Es decir:
la derecha tenía la mayoría social, pero perdió la mayoría política.
Esto es exactamente lo que ocurre cuando el campo alternativo no logra unificarse: el voto útil se pulveriza, la narrativa se confunde y el espacio se llena de candidaturas respetables pero incapaces de ganar por sí mismas.
🔥 Moraleja chilena en una frase:
Si Kast, Matthei y Kaiser hubieran llegado unidos, Chile habría definido su elección en primera vuelta.
🇨🇴 Colombia está viviendo su propio “momento Chile”
La situación colombiana, aunque con sus particularidades, muestra un patrón idéntico:
**Un bloque de centroderecha y derecha con múltiples candidaturas.
***Aspirantes que no superan individualmente ni el 5 %, pero que insisten en llegar hasta el final.
**Partidos tradicionales divididos entre egos, cálculos y vetos cruzados.
**Y al frente, un candidato del Pacto Histórico que ya está consolidado y no tiene competencia interna.
Mientras el espacio alternativo se desgasta en peleas internas y disputas sobre mecanismos, el oficialismo ya avanza con campaña, narrativa y movilización.
En política, quien ocupa solo el escenario durante meses acumula ventaja estructural: reconocimiento, narrativa, recursos y control del debate público.
Esto significa que:
Cada semana sin candidato único del bloque alternativo es una semana que fortalece al aspirante del actual Gobierno.
🔍 El lugar de Abelardo de la Espriella en este escenario (análisis objetivo)
La entrevista del candidato en SEMANA no es solo un mensaje político, sino un diagnóstico de realidad electoral:
lidera encuestas, tiene el mayor reconocimiento orgánico dentro del bloque y posee un mandato de millones de firmas que certifican su entrada al tablero nacional.
Eso no implica—ni garantiza—ser el candidato único.
Pero sí significa que cualquier mecanismo serio de selección debe incluirlo, y que excluirlo sería repetir el error chileno:
crear candidaturas “puente” sin base real, mientras se ignora al candidato que concentra el mayor fervor popular.
Dicho de manera técnica:
En un bloque fragmentado, quien lidera consistentemente las mediciones es el punto natural de coordinación.
No por ideología, sino por matemática electoral.
🇨🇴 Lo que Colombia debe aprender de Chile
1. La primera vuelta será un cementerio de candidaturas irrelevantes
Si no hay unificación, la mayoría se quedará sin pasar del 3 %.
Pero su mera presencia dividirá el voto.
2. La segunda vuelta no está asegurada para nadie
Un votante fragmentado llega debilitado y sin narrativa unificadora.
3. El tiempo es el factor decisivo
En Chile, la derecha esperó demasiado para elegir candidato.
Cuando quisieron unirse, ya era tarde.
4. La unidad no nace de discursos, nace de un método
La encuesta propuesta para diciembre constituye, objetivamente,
el primer intento serio de coordinación temprana.
5. La izquierda no comete los mismos errores
Ya tiene candidato, hoja de ruta y estructura movilizadora.
⚠ Conclusión
Colombia tiene dos caminos:
1️⃣ Repetir el error chileno:
***Múltiples candidatos
**Veto cruzado
**Fragmentación
**Segunda vuelta cuesta arriba
**Y eventual regreso del oficialismo
2️⃣ Aprender de Chile:
**Un mecanismo único
**Un candidato único
**Una narrativa única
**Una coalición real y no retórica
🇨🇴 **En 2026, el dilema no será entre muchos candidatos, sino entre dos modelos de país.
La pregunta es:**
¿Llegará ese lado del espectro político unido o llegará convertido en una constelación de candidaturas que se anulan entre sí?
Chile ya dio la respuesta.
Colombia aún puede evitar el mismo final.
Amen