El kirchnerismo repite su manual: violencia, sabotaje y mentiras para frenar el cambio.

Lo hicieron en Lomas de Zamora. Lo repitieron en Moreno. Lo volvieron a hacer en Tierra del Fuego. El kirchnerismo es siempre y en todo lugar un fenómeno fascista, patotero, violento y destructivo. No hay diferencia entre la metodología del PJ bonaerense y las hordas chavistas: la violencia, la mentira y el sabotaje son su única estrategia.
La oposición lo dice sin disimulo: quieren romper todo lo que Milei construyó en apenas dos años. No les importa el costo social ni el sufrimiento de millones. Su lógica es perversa: cuanto peor, mejor. Cuanto más se derrumbe el esfuerzo colectivo, más poder acumulan ellos. Esa ha sido siempre la doctrina del populismo salvaje que hundió a la Argentina en la miseria.
Mientras tanto, la realidad desmiente a los agoreros del fracaso. Para C&T, la inflación en septiembre fue del 2% y la interanual se ubica en 30,4%, los niveles más bajos en seis años. ¿Y cuál es la reacción de la oposición? Desesperación. Se inventan operaciones de prensa como que Estados Unidos “exigió” anular el swap con China o cambiar la estrategia electoral. Mienten sin pudor, 24×7, porque saben que con los datos reales no pueden sostener su relato.
La mentira kirchnerista choca con los hechos. El Banco Central desactivó otra de sus campañas cuando aclaró que no hay cambios normativos para la compra de dólares. No importa: volverán a inventar otra. Son profesionales de la farsa, alquimistas de la desesperanza.
Mientras ellos operan, el gobierno avanza. Siete millones de jubilados y pensionados ya acceden a descuentos de entre el 10% y el 20% en supermercados, con reintegros que pueden alcanzar hasta $120.000 por mes. Una medida concreta, financiada voluntariamente por cámaras empresariales y bancos, sin un peso extra del Estado. Ese es el nuevo paradigma: cooperación privada en beneficio de la gente.
En el campo, la evidencia es aún más contundente. Tras la quita de retenciones, se triplicó el ingreso de camiones a los puertos cerealeros. En Rosario, la soja se vende a $ 480.000, el maíz a $ 247.000 y el trigo a $ 266.000: paridad con Chicago por primera vez en décadas. Septiembre cerró con una liquidación de exportaciones de USD 7.107 millones, un 187% más que en 2024. Las exportaciones agroindustriales crecieron 9% en volumen y 22,5% en valor. Milei tenía razón: cuando se bajan impuestos, la economía se expande.
La recaudación cayó, dicen los críticos. Claro que cayó: porque se bajaron impuestos. Porque se devolvió a la gente lo que es suyo. Esa es la única forma de expandir el consumo, la producción y el empleo. Pero eso no lo verán en las tapas de los diarios que funcionan como voceros de la casta.
El kirchnerismo ahora pretende limitar los DNU. La misma ley que usan hoy fue creada por Néstor y Cristina hace 20 años. Son tan obvios que ni siquiera esconden la contradicción: buscan dinamitar su propio marco legal con tal de golpear a Milei.
El contraste de modelos es evidente. Durante dos décadas, Argentina fue rehén del socialismo del Siglo XXI: inflación crónica, pobreza, inseguridad, caos. Milei propone un país normal, con un horizonte de 30 años, donde el mercado y la libertad sean la base de la prosperidad. Los opositores nos quieren hacer caer en la falacia del Nirvana: si no somos Suiza en dos años, entonces fracasamos. Pero el punto de partida no era Suiza: era Venezuela.
Hoy también se avanza en seguridad. El nuevo Código Penal termina con el garantismo y la puerta giratoria: penas más duras, eliminación de la prescripción, restricción a la liberación anticipada. Tolerancia cero con el crimen. Por primera vez en décadas, el delincuente sabe que el costo de violar la ley será real.
Argentina está en una encrucijada histórica. O elegimos el camino de la libertad, la producción y la justicia, o volvemos al pantano kirchnerista de miseria, mentira y violencia. El 26 se vota eso: si seguimos de pie con Milei o si volvemos a ser esclavos de la casta.
porJuan Gabriel Flores
 
								 
								