La democracia colombiana tambalea más que nunca y Petro la tiene arrodillada dispuesto a asestarle su golpe final.
Leer a @anneapplebaum (X) en su libro El Ocaso de la Democracia “La Seducción del Autoritarismo”, le permite a uno diseccionar con más precisión al petrismo y a su movimiento, pues lo que la periodista explica se parece muchísimo a lo que está pasando hoy en Colombia. Y muchas de las frases del libro fácilmente pueden aplicar aquí.
Ver hoy a las personas que apoyan a este gobierno es como observar a un grupo de polillas que se precipitan ciegamente hacia una llama. Ellos no quieren ver que quien los lidera, el presidente Gustavo Petro, no es más que un antiplurarista que recela de las personas que no piensan como él, que es alérgico a quienes tienen ideas diferentes para que crezca el país.
Gobierna Petro con mentiras porque sabe que “los ignorantes campesinos, que los pobres, se las creerán”, reeemplaza de manera invariable a todos los talentos de primer orden, independientemente de sus simpatías, por necios y chiflados cuya falta de inteligencia y creatividad sigue siendo la mejor garantía de lealtad, que es lo que Petro necesita. Para él todo es política y su bandera es la lucha contra la represión obrera. Se apropia de los medios públicos para posicionar las narrativas de odio que necesita para consolidar su poder. Después del odio arranca la persecución de opositores. Cuando menos nos demos cuenta, vivimos en una opresión y quienes eran nuestros amigos, serán nuestros enemigos.
Avanza Petro hacia la destrucción del Estado para construir uno en el que la oposición sea simbólica, uno en el que el sistema esté amañado y sea poco competitivo, donde cese la meritocracia, la competencia y el libre merado. Viene Petro y su gente de un mundo en el que el resentimiento y la envidia fueron sus principales combustibles para llegar al poder. Una vez en el poder, proceden a la venganza, al castigo contra los que fueron “injustos”. Su ADN está compuesto de quienes piensan que la sociedad les debe algo.
Artistas, intelectuales, escritores, periodistas, blogueros, influencers, algún que otro empresario, se van acomodando a la nueva realidad, empiezan a comprar el discurso de Petro porque saben que les irá mejor, si bien son conscientes, aunque no les importará, que está basando en falacias y engaños. Se configura así una nueva élite, la que se encargará de socavar los valores sobre los que nos movemos y construirán el nuevo sistema.
La democracia colombiana tambalea más que nunca y Petro la tiene arrodillada dispuesto a asestarle su golpe final. Por eso es tan importante rodear, proteger y defender a los alcaldes de ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, quienes son los últimos bastiones que nos quedan para salvarnos de la dictadura hacia la que nos dirigimos.
¿Y qué hacemos? Me preguntan siempre. Pues no sé, porque la angustia de lo que estamos viviendo me atenaza, porque veo a una oposición empeñada en dejar que se prolongue la sombra de Petro. Y cada día siento que se cierra más la ventana para que podamos hacer algo.
Por Diego Santos – @diegoasantos
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