Nunca como ahora, en el siglo XXI, parece tan necesario recordar que la valentía no es una virtud, es el conjunto de todas las virtudes puestas en su punto de prueba, como recordaba Clive Lewis. Una virtud que cede ante la presión o el miedo sólo puede calificarse de virtud a medias: sin riesgo y sin coraje, no hay virtud.

Lo dice León XIII, el Papa que definió la Doctrina Social de la Iglesia pero también el que tuvo una visión de los tiempos venideros -¿los nuestros?- que le hizo encerrarse a escribir la famosa invocación al arcángel San Miguel, vencedor de Satán, que hoy rezan los sacerdotes en todo el globo. Y les aseguro que León XIII no era un tipo impresionable, más bien lo contrario. Era de los que decía que la curia vaticana estaba compuesta por gente demasiado anciana para él… y había sido nombrado Papa ya con 68 años de edad.

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En cualquier caso, recuerden su consejo, ajustadísimos para el siglo XXI de un pontífice de transición entre los siglos XIX y XX: «La cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos«.

O lo que es lo mismo: ¿católico moderado? ¿No será una contradicción in terminis, lo opuesto a la radicalidad del amor?

Y por cierto, León XIII asegura que el cristianismo es lucha, milicia…. buen momento para recordarle.