Una ducha de optimismo muy necesaria

Voy a ser muy sincero: tenía casi pleno convencimiento que la consulta popular (populista) de Petro iba a pasar su trámite en el Senado sin problema alguno, ya que el texto de las preguntas era ridículamente tramposo, y el costo político de ir en contra de un regalo de Navidad sin precedentes era muy grande. Cuando leí las preguntas que incluyó el señor Petro en ese esperpento de proyecto de ley, se me vinieron a la cabeza unas que podría presentar cualquier comensal: “¿Está usted de acuerdo con que me merezco tener un Ferrari ya que trabajo tanto?” …“¿Concuerda usted con la visión de que el salario mínimo debería ser de $50 millones mensuales?”…“¿Está usted de acuerdo con la idea de que las empresas tienen la obligación de poner el bienestar mental de sus empleados por encima de las utilidades, implicando que si usted está estresado tiene todo el derecho de no ir a trabajar?”…“¿Concuerda usted con el postulado de que el desempleo es función del clasismo, y por lo tanto la solución a todos los problemas es apresar a los empresarios elitistas?”.

Que tenga memoria, solo ha habido un caso emblemático en este mundo donde se le ofrece cielo y tierra al pueblo, y este decide votar responsablemente. Ocurrió en junio de 2016 en Suiza, país donde el gobierno del momento le hizo la siguiente pregunta a la población: “¿Está usted de acuerdo con que el Estado le pague un salario mínimo mensual a cada adulto que vive en el país esté o no trabajando?” El proyecto incluía la idea de transferirle a cada adulto del país un total de US$2.500 cada mes, más US$500 adicionales por cada niño que viviera en el hogar en cuestión. Al final de la votación, 77% de los votantes rechazaron la idea, implicando que 23% de la población, la perezosa, apoyó la proposición.

Volviendo a Colombia, mi más sincero agradecimiento para todos los políticos que pusieron al país antes de su popularidad. La consulta populista de Petro lo único que traería, de ser aprobaba, es más pobreza, más informalidad, más exclusión. Según un sesudo estudio del equipo técnico del Banco de la República, si se aprueba el texto de la reforma laboral del gobierno Petro, que viene siendo la estructura fundamental de la consulta populista de este señor, se hubieran perdido un estimado de 450.000 empleos formales, ya que el incremento del costo de contratación iba a poner en una situación muy precaria a la inmensa mayoría de las empresas que existen en Colombia. Según los técnicos del Banco de la República, “Los resultados indican que, de aprobarse la reforma laboral como se radicó, habría incrementos del costo laboral promedio asociados tanto al componente salarial como al de las indemnizaciones en casos de despidos injustificados. Por el primer componente, el incremento en el costo laboral promedio oscilaría entre 3,2 % y 10,7 %, y por el segundo, entre 1,2% y 1,9 %, producto de un aumento de 92% del valor promedio de las indemnizaciones. Además, dichas estimaciones tienen importantes heterogeneidades sectoriales y por tamaño de empresa. El aumento de los costos salariales recortaría alrededor de 450.000 empleos formales en un horizonte entre tres y cuatro años, mientras que el incremento de los costos de despido podría tener un impacto en un horizonte más largo.”

El pecado original de la forma de ver el mundo del gobierno demagógico de Gustavo Petro es que ignora, por mala leche o por vil ignorancia, que de los 23,7 millones de personas que hoy trabajan en Colombia, un total de 13,6 millones, o el 57.2% de los trabajadores TRABAJAN EN LA INFORMALIDAD, implicando que esta reforma, de pasar, NO TENDRÍA EFECTO SOBRE EL INGRESO DE ESTAS PERSONAS, o peor, podría disminuirlos, ya que la reforma de Petro afectaría negativamente el crecimiento de la economía. La reforma laboral de Petro busca darle más beneficios a una minoría de trabajadores privilegiados, especialmente los que trabajan en el sector público. Mejor dicho, el objetivo de la reforma laboral de Petro es incrementar el poder del que hoy en día gozan los burócratas y los sindicatos. No creo que haya existido en la historia de Colombia un gobierno más excluyente que el de Gustavo Petro. Ojo con 2026.

Alberto J. Bernal-León

Jefe De Estrategia Global, XP Investments

 

 

https://www.larepublica.co/analisis/alberto-j-bernal-leon-500059/una-ducha-de-optimismo-muy-necesaria-4136383

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