
En ninguno de los 1.205 días de Petro ha faltado un escándalo, sea el conato delictivo, la calumnia, el encubrimiento de desfalcos, la justificación de secuaces o el desmentido de hechos evidentes, siempre dentro del exhibicionismo procaz, el odio, la vulgaridad y la desfachatez que motivan todos sus actos.
No contento con batir todos los récords mundiales de la indignidad, algunos días protagoniza dos y hasta tres escándalos adicionales al habitual, esto, sin tener en cuenta los trinos de su incontenible verborrea de enajenado, lo que nos lleva a calcular un promedio ponderado de 1.3 escándalos diarios, lo que eleva a 1.566 el número de sus asquerosas tergiversaciones y repugnantes manifestaciones de impreparación, ignorancia, imprudencia, insidia, inverecundia, mendacidad y malevolencia.
No creo que en la historia universal, a partir de Calígula, se registre nada comparable. En múltiples ocasiones ha bastado con un mero escándalo para la caída de gobernantes. En general, los peores déspotas disimulan sus actos perversos y hasta aparentan virtud, mientras el nuestro, en cambio, se solaza en la abyección.
Con la monótona repetición de actos obscenos, protervos y nauseabundos, Petro ha logrado banalizar el escándalo hasta convertirlo en un ejercicio rutinario, que no le ocasiona efectos políticos desfavorables. El país se ha acostumbrado a considerar que la indignidad presidencial es algo inevitable y baladí.
En consecuencia, ese individuo puede ejercer el poder, cada día con mayor arrogancia y procacidad, sabedor, además, de que nada le pasará, siempre que pueda contar con fiscalías y procuradurías de bolsillo; congreso venal; judicatura entre infiltrada y logrera; programación filtrada y fletada en radio y tv; jefes políticos acomodaticios, timoratos o chantajeables…
Como los escándalos son pan de cada día, es prácticamente imposible señalar los 12 o 24 peores. De esta manera, los dos más alarmantes de esta semana —la colaboración de Fiscalía y gobierno en las actividades de los amables “gestores de paz”, y la compra de los aviones más caros y menos bien reputados—, tampoco van a estremecer al país ni afectarán al orondo rufián que nos desgobierna. Al fin y al cabo, ya dizque apenas le faltan ocho meses…
***
Mientras haya “mermelada”, es bien posible que el Congreso dicte la Ley de Financiamiento y que la Corte Constitucional declare exequible el raponazo del sistema pensional.
***
El único colombiano que no ha sido perjudicado por el gobierno de Petro es Jhovanoty, simpático bufón que llena todos los auditorios.
28/11/2025 | Por José Alvear Sanín . .
https://lalinterna.azul2.wordpress.com/2025/11/29/banalizacion-del-escandalo/