¿Se equivocó Abelardo? | Viviane Morales Hoyos

Su decisión de no ir a la consulta no fue un arrebato ni un capricho. Fue un acto de coherencia, independencia y liderazgo.

 

 

Increíblemente, esa ha sido la pregunta repetida esta semana. Y no por quienes acompañan la candidatura de Abelardo, sino sobre todo por sus adversarios políticos. Una pregunta planteada con aparente preocupación, como si realmente les inquietara que Abelardo cometiera un error. La verdad es otra: desean que tropiece. Ruegan para que algo frene la fuerza popular que lo sostiene. Y en sus rezos discretos —algunos no tan discretos— más que a la razón acuden al diablo, buscando la fórmula para que Cepeda derrote a Abelardo.

 

Suena a chiste, o a mal chiste, pero es la realidad. Muchos de esos dirigentes se han convertido en prisioneros de sus propios egos. Incapaces de ver más allá de su pequeño interés personal, arriesgan el presente y el futuro del país. Lo que se esconde detrás de esa pregunta no es reflexión democrática sino cálculo. Suponen —equivocadamente— que el pueblo se resignará a seguir el guion tradicional de la política, donde todo se resuelve en mesas cerradas entre los mismos de siempre.

 

Por eso hay que decirlo sin rodeos: Abelardo no se equivocó. Su decisión de no ir a la consulta no fue un arrebato ni un capricho. Fue un acto de coherencia, independencia y liderazgo.

 

Coherencia, porque prefirió respetar a los cinco millones de colombianos que firmaron libremente por su candidatura antes que cualquier cálculo electoral. En tiempos en los que la política se ha vuelto ingeniería de ambiciones, él eligió la lealtad al ciudadano. Esos cinco millones no son un formulario, ni un trámite ni un número negociable. Son conciencia cívica. Son esperanza. Son el testimonio silencioso de un país que despertó.

 

Durante años se ha degradado el mecanismo constitucional de las firmas. Se volvió costumbre contratar empresas para llenar planillas, vaciando de contenido lo que debió ser un acto de participación democrática. No es el sistema lo que falla: son sus abusos. El país necesita reglas más estrictas que impidan ese mercado de apoyos ficticios y devuelvan al “grupo significativo de ciudadanos” su espíritu original. Un sistema que permita la participación genuina y no la simulación burocrática del apoyo popular.

 

Las firmas de Abelardo nacieron de otro lugar. No hubo intermediarios pagos. No hubo operadores a destajo. Hubo personas. Ciudadanos de carne y hueso, en barrios, veredas y ciudades, que firmaron, pero además se movilizaron: recogieron firmas entre vecinos, familiares y amigos. Fue un proceso legítimo, limpio, inspirador. Un pueblo que no esperó órdenes: actuó. Y Abelardo recibió ese respaldo no como trofeo, sino como responsabilidad y voto de confianza.

 

Liderazgo, porque un líder verdadero no se subordina. No negocia su independencia. El pueblo espera que quien pretende representarlo le sea fiel a él antes que a cualquier figura, partido o interés. Con respeto, con elegancia y sin estridencias, Abelardo le dijo no al expresidente Álvaro Uribe. Y ese gesto definió algo profundo: la candidatura de Abelardo no nace del poder, sino del pueblo.

 

Ese es el punto que incomoda, y es también el que entusiasma. Colombia ha conocido líderes que piden sumisión; muy pocos que ofrezcan carácter. Y en un país fatigado de promesas rotas, de pactos entre élites, de coaliciones armadas con calculadora, un acto de independencia pesa más que mil discursos.

 

Cierro con una convicción serena: Abelardo eligió escuchar a quienes nunca son escuchados. Eligió caminar con la gente, no detrás de las élites. Eligió la libertad del liderazgo sobre el confort de la obediencia. Y cuando un candidato decide ser fiel a los ciudadanos, el destino no lo escriben las maquinarias: lo escribe la gente.

 

No preguntamos ya si Abelardo se equivocó. La verdadera pregunta —la que muchos temen y millones sienten en el corazón— es esta:

 

¿Será que, después de tantos años, por fin Colombia encontró un líder que no le miente, no le teme y no la traiciona?

 

 

 

8/12/2025 | Por Viviane Morales Hoyos | El Tiempo

 

https://lalinterna.azul2.wordpress.com/2025/12/10/se-equivoco-abelardo-viviane-morales-hoyos/

 

 

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