Si usted votó en el plebiscito por el SÍ, no tiene derecho a quejarse. No tiene autoridad moral. Tampoco si usted se quedó ese día en su casa, pudiendo votar. Porque son ustedes, los ‘zoquetes’ que se comieron el cuento de la paz, y los indiferentes, que piensan que el asunto no es con ellos, los primeros responsables de lo que está pasando.
No me diga que usted no sabía que los miembros de las FARC son los peores criminales de la historia de Colombia. No me diga que no sabía que conforman el cartel de coca más grande del mundo. No me diga que no sabía que torturaban, que secuestraban, que extorsionaban, que reclutaban niños a la fuerza, que violaban niñas y niños, que los convertían en esclavos sexuales.
No me diga que ahora está estupefacto “descubriendo” el alma tenebrosa y los abismos morales que conforman la personalidad de esas alimañas ( y que me perdonen las alimañas por la comparación).
Pues una de dos: Si las FARC y “Tornillo” – también conocido con el alias de “Lozada” – están diciendo la verdad y ellos asesinaron a Álvaro Gómez ¿no le repugna a usted que tales asesinos sean senadores de la República? ¿No se estremece usted al pensar en las personas inocentes que purgan desde hace muchos años una condena por un delito que no cometieron? ¿No le parece una monstruosidad que Piedad Córdoba y las demás personas que lo sabían permitieran que la “justicia” condenara a unos inocentes? ¿Tiene usted alguna idea de lo que significa estar preso sin haber hecho nada?
Pero si las FARC y “Tornillo” mienten, ¿no cree usted que ese sería el acto de cinismo y la burla más grande en la historia de este país? ¿Cuál sería el propósito y cuál el precio por desviar la investigación de esa manera tan infame? ¿A quiénes están encubriendo y por qué? ¿quiénes fueron los autores intelectuales del asesinato?
Aterra saber que ni usted ni yo sabremos nunca la verdad. Porque en virtud de esa rendición incondicional del Estado que es el Acuerdo de Paz de La Habana, los comandantes de las FARC no pagarán ni un minuto de cárcel por sus espantosos crímenes. Pueden decir lo que quieran, confesar todos sus delitos e inventarse otros, que no les pasará nada. Y encima se podrán quedar con su inmensa fortuna, que nadie les va a quitar. La impunidad está pactada, escrita, refrendada y garantizada por la JEP. ¿Ahora sí entiende, o todavía necesita más detalles?
Finalmente, me gustaría al menos que ciertos funcionarios de este gobierno – que yo ayudé a elegir – se quedaran callados y no hablaran tantas sandeces. Como el doctor Ceballos, comisionado, “alto comisionado” porque “bajito comisionado” no hay ninguno, comisionado, digo, aunque no se para qué, quien dijo hoy que “Lozada” o “Tornillo” debería perder su curul. Pues esa curul nadie se la puede quitar. Está “atornillado” a ella. Son las reglas del juego que Santos pactó con los chusmeros y que este país de atembados aceptó.
Y que aceptó Duque, aunque yo voté pensando que no cumpliría ese pacto inconstitucional y traidor a los intereses de la República. Pero debo confesar que yo también soy ingenuo.
Aunque no siempre.
Enrique Ramirez Yañez, 12/10/2020
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