Yo no voy a dudar que usted es una persona inteligente, pues nadie llega a esa posición sin serlo. De lo que sí estoy convencido es que ese don no lo sabe usar en absoluto, usted perjudica más a los que supuestamente defiende como a los que ataca. Yo aquí estoy en mi casa tomándome un tinto y escribiendo estás lineas que de alguna manera me ayudan a desahogar esta profunda inconformidad nacida de su manifiesta imbecilidad y su profunda vanidad; mientras que en las fincas que trabajo botan la leche que bien serviría para alimentar cantidades de esas familias a las que usted tiene en una situación de pobreza y desasosiego. Yo tengo la posibilidad de decidir quedarme aquí sin el temor a que me despidan de la empresa si no llego puntualmente. A diferencia de quienes lo eligieron y que hoy deben caminar 20 o 30 kilómetros y madrugar a media noche para dejar el almuerzo para los hijos, esa mayoría es la gente que equivocadamente lo apoyo a usted y lo llevo a ese cargo que hoy ejerce con irresponsabilidad, ineptitud y decidía.
Usted es un mal nacido, usted es un bastardo de la peor calaña, usted es capaz de burlarse de todo el mundo y esconderse luego entre sus vicios y sus pecaminosas y aberrantes costumbres. Anoche un pueblo entero estaba pendiente de que usted le diera una tranquilidad momentánea, tranquilidad que solo tendremos cuando salgamos de usted de manera definitiva; sin embargo su hipocresía llega más lejos de lo que nadie imagina y se atreve de manera desafiante y retadora a seguir evadiendo los problemas del país que son responsabilidad suya y no de gobiernos anteriores, usted se postulo para recibir una nación que bien sabía que problemas tenía. Usted y ese medio metro que tiene como ministro, tienen la responsabilidad de devolverle la tranquilidad al pueblo, ese que usted finge defender. Además debe proteger la industria nacional que se ha construido con esfuerzo, decoro y mucha valentía, esa que a usted tanta falta le hace.
Recupere la fuerza y la energía que le sobraba en los 80 para quemar magistrados, dejar niños huérfanos, familias incompletas, tristes y agobiadas.
Nosotros los mayores fuimos fieles testigos de todas sus porquerías, esas que al amparo de sus compinches nos mostraron que usted no podía ser más de lo que realmente es.
Como decía mi madre » La mierda que no tapo el gato»
Octavio Isaza Londoño
Me parecieron dignos de dedicarle el tiempo para leer este par de contribuciones que me mandó , Juan Vicente Aristizabal
Excelente, recomiendo leerla de principio a fin.*