Parece que Colombia vuelve a las andadas violentas, si es que alguna vez llegaron a desaparecer del todo.

Como recogió Hispanidad, el sábado pasado, el precandidato a la presidencia del país, el opositor Miguel Uribe, recibía un disparo en la cabeza del que todavía se debate entre la vida y la muerte.

Pero ayer martes se produjeron una serie de atentados con bomba en lugares como la ciudad de Cali o los departamentos de Valle del Cauca y Cauca, a consecuencia de los cuales murieron siete personas (dos policías y cinco civiles) y otras 28 resultaron heridas. 

El Gobierno de Gustavo Petro ha calificado estos atentados como «ataques terroristas». 

En concreto, el Ministerio de Defensa y el Ejército colombiano atribuyeron los ataques a las disidencias de las FARC, específicamente a la estructura comandada por alias ‘Iván Mordisco’, líder del Estado Mayor Central (EMC).

Cabe recordar que el presidente ultraizquierdista, Gustavo Petro, tiene un pasado como terrorista ligado a la guerrilla y al grupo terrorista urbano, luego partido político, M19. Petro llegó al poder con la intención de negociar la paz con los grupos armados, pero no le está saliendo muy bien.