El plan económico consiste en estatizar industrias, ahogar la inversión privada y despilfarrar sin control, lo que genera inflación y desempleo. El tercer año se caracteriza por el rompimiento con socios estratégicos, el aislamiento de mercados internacionales y una creciente dependencia del Estado.
Le pregunté a ChatGPT, si él fuera presidente, qué haría falta para destruir a Colombia en cuatro años. Su respuesta parecía sacada de “Cómo se convirtieron en tiranos”, la serie de Netflix: ganar el poder con populismo, desmantelar instituciones, aplastar la oposición, controlar la economía, sembrar el miedo, aislar el país y, finalmente, sumergirlo en el caos.
Según ChatGPT, el plan comienza con el líder tomando el poder bajo un discurso salvador. En el primer año, debe rodearse de aliados leales, llenando la Corte, la Fiscalía y los entes de control incondicionales. En el segundo, llega la guerra contra los medios y la oposición, presentándolos como los enemigos del pueblo. Mientras tanto, el plan económico consiste en estatizar industrias, ahogar la inversión privada y despilfarrar sin control, lo que genera inflación y desempleo. El tercer año se caracteriza por el rompimiento con socios estratégicos, el aislamiento de mercados internacionales y una creciente dependencia del Estado. Finalmente, en el cuarto año, cuando la crisis ya esté desbordada, el líder responderá con represión o huirá dejando el país en ruinas.
Cualquier parecido con la realidad podría ser pura coincidencia, o una señal de alerta. Ahora, vale la pena preguntarnos: ¿qué tanto se asemeja este plan de destrucción a lo que hemos vivido en casi tres años de gobierno de Gustavo Petro?
¿Dónde se asemeja? Primero, en la guerra abierta contra los medios y la oposición. Petro ha convertido X en su principal arma, atacando a críticos, juzgando a jueces y ridiculizando a periodistas. Segundo, en el gasto público descontrolado. Las reformas pensional y laboral del presidente apuestan por un Estado más grande y costoso, generando dudas sobre su sostenibilidad. Tercero, en la erosión de la confianza institucional, y por último, en el alejamiento de aliados estratégicos, como lo evidenció la reciente crisis diplomática con Estados Unidos. Aunque se solucionó rápidamente, las tensiones podrían reavivarse fácilmente.
Y ¿dónde se aleja? A pesar de todo, Colombia sigue siendo una democracia con elecciones libres, y el sector privado, aunque golpeado, sigue de pie. No hay represión masiva ni presos políticos, ni intentos de reelegirse o militarizar el país. Aunque la política de “paz total” ha permitido que ciertos grupos armados respiren, el control democrático aún se mantiene.
El verdadero peligro es que la destrucción de un país no ocurre de inmediato. Se da en pequeños pasos, a menudo disfrazados de reformas justicieras y promesas necesarias. Petro tal vez no sea un tirano en el sentido clásico, pero su estilo de gobierno va erosionando la confianza, polarizando al país y acercándonos peligrosamente a una ruta de no retorno.
Y si hasta la inteligencia artificial entiende cómo se destruye un país, ¿por qué no lo entendemos nosotros los colombianos?
Publicado por Sergio Arenas
Lunes 10 de febrero de 2025 – 12:15 AM
https://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/2025/02/10/como-destruir-a-colombia-en-4-anos/