Crimen y castigo en Colombia

 

 

En la obra maestra, “Crimen y castigo”, del escritor ruso Fiódor Dostoievski, encontramos a un sórdido protagonista, un adolescente, que llevado por el odio visceral, comete un atroz asesinato. La frialdad del joven homicida de “Crimen y castigo”, Raskólnikov, nos recuerda al sicario colombiano, menor de edad, que en el barrio Modelia de Bogotá, con paciencia y meticulosa preparación, escogió la oportunidad perfecta para asesinar a sangre fría al precandidato presidencial y senador del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay.

 

Ante la comprobada debilidad de su esquema de seguridad, el gatillero se ubicó a tres metros del senador, y por la espalda, como hacen los cobardes, armado con una pistola Glock 9 milímetros adquirida en Estados Unidos con proyectiles revestidos de cobre y latón, intervenida para disparar en ráfagas, le descerrajó tres balazos, dos de ellos en la cabeza para garantizar su muerte.

 

Como escribiría el dramaturgo ruso, la sangre caliente brotaba de la cabeza de Miguel como si una arteria se hubiera roto, y su cuerpo se desplomaba pesadamente hacia adelante con un leve hálito de vida y un resquicio de esperanza. El magnicidio de Miguel, el crimen de Estado y de lesa humanidad, se había consumado.

 

Mientras el país llora con el alma rota, la Fiscalía General se ha concentrado en la captura del asesino material de 15 años edad y su judicialización por tentativa de homicidio como menor de edad, y no como adulto por homicidio agravado, como exige la nación. La Fiscalía General también arrestó y acusó a los bandidos que lo acompañaban ese día, y que, previamente, le habían entregado la pistola Glock con las balas asesinas.

 

El país nacional de oposición se pregunta: ¿Quién dio la orden? ¿Quién es el autor intelectual? ¿Quiénes son los determinadores del magnicidio? ¿Quiénes son los enemigos políticos que preferían a Miguel bajo tierra, que haciendo campaña hacia la Casa de Nariño en 2026? ¿Quién compró el arma homicida en Estados Unidos, la trajo y la entregó a la banda asesina? ¿Quiénes y donde modificaron los proyectiles para garantizar la letalidad del arma asesina?

Andres Espinosa Fenwarth

 

 

 

https://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/2025/08/20/crimen-y-castigo-en-colombia/

Compartir:

WhatsApp
Facebook
Twitter
Telegram
Email