Divagar como forma de gobierno

 

Se volvieron cada vez más recurrentes los episodios fantasiosos, delirantes y alejados a la realidad del gobernante actual quien entró en la recta final del período presidencial. Es imposible saber si el mandatario navega el día a día acompañado de sustancias médicas, sustancias alucinógenas o bebidas alcohólicas. Los conocedores infieren que es posible que haya un abuso en el consumo de alguna sustancia farmacológica. Ese camino deriva necesariamente en episodios como los que se han observado. Si el abuso de la sustancia es diferente al de este tipo de moléculas el escenario es mucho peor. Divagar como forma de gobierno.

 

Intentar seguir con cuidado la última alocución presidencial, o el consejo de ministros del martes pasado, requiere de un esfuerzo significativo. Hay frases que simplemente parecen sacadas del guión humorístico de las presentaciones “Circombia” de Daniel Samper. En otras ocasiones uno se siente inevitablemente leyendo fragmentos de la novela “¡Que viva la música!” del vallecaucano Andrés Caicedo. Los largos párrafos de las alocuciones, monólogos interminables con un grupo de ministros escoltando en silencio, parecen extraídos de cualquiera de las seis mujeres vehementes que aparecen en el “Bazar de los idiotas” de Gustavo Álvarez Gardeazábal.

 

Que la Estatua de la Libertad debería estar en Cartagena y no en Nueva York, que nadie “negro” le puede decir a quién nombra, que los hipopótamos provienen de la India, que se puede traer gas desde Panamá a través de las líneas de interconexión eléctrica, que la deuda de las EPS es culpa de la prensa, que el contrato de pasaportes no se puede adjudicar en licitación de un solo proponente para adjudicar a un solo proponente (Portugal) dónde tampoco hubo licitación, que debe haber un tren elevado entre Buenaventura y Barranquilla, que leyó a Marx con unos actores porno en París, que va a cambiar (otra vez) a todos los ministros que él mismo nombró porque lo están traicionando, que los criminales de la tarima en Medellín son realmente personas en “rehabilitación”, que los congresistas son unos HP, que va a apoyar las inundaciones en Texas con la Ungrd, que hay que construir una pista aérea internacional en La Guajira en asocio con las comunidades wayuu, que el espectro radioeléctrico debe ser adjudicado a las Juntas de Acción Comunal para aumentar cobertura de Internet, que va a revivir Telecom o que el Banco de la República debe emitir más dinero para reparar víctimas en el país.

 

Al sumar las horas eternas de discursos, alocuciones y largos trinos uno puede concluir que nuestro gobernante es experto en química, filosofía, dialéctica, hermenéutica, matemáticas, física cuántica, biología, historia, geografía, ciencia política, econometría, ingeniería eléctrica, ingeniería mecánica, ingeniería de sistemas, investigación forense, producción audiovisual, relaciones internacionales, conflicto de medio oriente, imperio otomano, la ruta de la seda y 7.000 temas más. Mentir, divagar, difuminar, desdibujar, controvertir se volvió la forma de gobierno. Globos que no llegan a ninguna parte. Cortinas de humo prefabricadas para mantener a la población desinformada, indignada y cansada. La cuenta de cobro de todo este modus operandi va a ser fuerte cuando se estrelle pronto contra la realidad.

 

19/07/2025
https://www.larepublica.co/analisis/jorge-hernan-pelaez-500047/divagar-como-forma-de-gobierno-4183984

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