Todavía recuerdo que, poco antes de pandemia, cierto amigo se burlaba de las tías uribistas, y de la teoría de la conspiración del castrochavismo. Obviamente, votó por Petro, y para ello argumentó razones tan profundas como que nunca va a ser presidente un santandereano, o que Petro era el mal menor (y esto viniendo de alguien que fue Magistrado Auxiliar en el Consejo de Estado…). Hoy en día, dicho sujeto se arrepiente de haberse reído del castrochavismo, de haber votado por Petro, e incluso ha llegado a expresar intenciones de irse a vivir a otro país.El castrochavismo no era un mito | José Francisco García M.

Y es que todo aquello que se temía que podía pasar, y que algunos columnistas (como yo) advirtieron hace años, realmente ocurrió. Gustavo Petro, a través de dos elecciones fraudulentas, obtuvo una mayoría en el Legislativo y alcanzo la Presidencia de la República. Desde allí ha hecho todos los destrozos que los columnistas de La Linterna Azul nos muestran todos los días. El narcodictador ha destruido el equilibrio fiscal de la Nación, ha incrementado el tamaño del Estado llenando la nómina estatal con sus seguidores (el empleo militante), ha logrado que el Congreso apruebe reformas lesivas del bien común, ha destruido el sistema de salud, ha dañado la economía nacional (casi a un punto de no retorno), ha despedazado las FFMM (con la complicidad y beneplácito de sus altos mandos), ha gobernado en confabulación con las fuerzas narcosubversivas y ha inundado el país de millones de hectáreas de cultivos de coca. Nuestro país es hoy, sin exageración alguna, el mismo que era en 1993.

 

No contento con todo lo anterior, y siguiendo fielmente el libreto del Socialismo del Siglo XXI aplicado en Venezuela y Chile, Petro ha anunciado una Asamblea Nacional Constituyente. El día 20 de junio de 2025, en el post de X que encabeza esta columna, el drogadicto intergaláctico anunció que se dispone a convocar una Asamblea Nacional Constituyente en las próximas elecciones. Sus objetivos son claros, y saltan a la vista: destruir la Constitución Política de 1991 (que de por sí tiene amplios tintes socialdemócratas) para reemplazarla con una Constitución enteramente castrochavista. Sí, porque el castrochavismo no era un mito. En ella se incluirá desde feminismo hasta socialización de los medios de producción, desde hormonización de menores de edad hasta expropiación de la propiedad privada, desde disminución de la edad mínima para votar hasta criminalización de la oposición política, desde cambio del modelo económico hasta reelección indefinida, desde ecologismo pachamamístico hasta sindicalismo en todos los sectores. Y así, el drogadicto intergaláctico se consolidará en su posición de narcodictador por décadas y décadas.

El castrochavismo no era un mito | José Francisco García M.

Y lo peor de todo es que, gracias al atentado contra Miguel Uribe, nadie tiene las intenciones o la voluntad de impedirlo. La oposición controlada se encuentra escondida debajo de sus camas, aterrorizada, y preocupándose más por el lawfare en contra de su líder natural que por impedir la destrucción del país. La oposición extraparlamentaria reza rosarios, y seguramente cierto abogado caribe presentara otra denuncia en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, invocando así una manifestación mágica y misteriosa de la Ley y la Justicia.

 

Esta mañana oía una entrevista en La W al ex Fiscal General de la Nación (y conocido Rojo) Alfonso Gómez Méndez. En ella, dicho personaje decía que el llamado a convocar una Asamblea Nacional Constituyente era un embeleco, una cortina de humo[1], y que el único fin del narcodictador con ello era fijar el discurso político y desviar la atención de los verdaderos problemas de la Nación. Abogados y periodistas, a diestra y siniestra, dicen y gritan que la Leeeyyy no permite una convocatoria directaaa, y que existe un Congresooo de la Repúblicaaaa, o que la Corte Constitucional tiene que aprobarlooo.

Y así, por subestimar a Gustavo Petro, Colombia está condenada.


[1] Cuando alguien usa el término cortina de humo inmediatamente pienso que a) un ignorante en asuntos políticos, y b) posiblemente tiene un coeficiente intelectual más bajo que el promedio.