Uno en esta vida tiene que ayudarse, pero sin suerte no hay poder humano que le permita a uno salir adelante. En mi caso la mayor suerte, la mayor bendición posible que tuve y que me sigue acompañando en esta vida, fue la de haber podido crecer dentro de una familia que tenía como su valor fundamental que nosotros venimos a esta vida a evolucionar, pero que esa evolución solamente es válida si se logra de la mano de la honradez, la entereza, los principios, y la responsabilidad personal.

Cuando me preguntan qué fue lo que más me marcó en mi niñez de mis padres siempre contesto lo mismo: el ejemplo que me dieron. Por ejemplo, mi papá, que en paz descanse, fue un tipo que vino a este mundo a crear, a curar, a dar amor, a enseñar el valor de la integridad, y a enseñarnos a los que quisimos seguir su ejemplo de vida que la responsabilidad personal y el trabajo bien hecho son la base fundamental de tener una vida digna. Mi viejo jamás sintió un ápice de envidia, jamás le reclamo nada a nadie, jamás se le ocurrió pedir un subsidio, y jamás se echó a las petacas porque “era su derecho”. Mi papá fue de esas almas únicas que siempre entendieron que los “derechos” no existen, que lo que existe son las obligaciones.

El bárbaro que 11 millones y pucho de inconscientes eligieron Presidente en 2022 nos soltó esta perla en su último Consejo de Ministros, el segundo que transmiten en vivo: “la gente que trabaja genera la destrucción de la naturaleza”. Varias cosas. La primera, se le abona a Petro que sea lo suficientemente honesto para contarle a Colombia que él no es más que un vil vago. Segundo, las palabras de Petro explican perfectamente el por qué este gobierno, el supuesto gobierno del cambio, del pueblo, de la “ancestralidattt” no logra ejecutar absolutamente nada. No logra ejecutar porque nadie capaz se atrevería a trabajar con un vago consumado como Gustavo Petro. Para hacer obra pública y diseñar una política pública eficiente se necesita tener una visión de estadista, y claramente la existencia de una visión de estadista y la vagancia son conceptos excluyentes.

La analista y consultora Juliana Velázquez argumentaba el otro día en una video columna muy sesuda para el programa matinal de Luis Carlos Vélez lo siguiente: “La gente que trabaja destruye la naturaleza. Esta frase no es solo un insulto con los veintidós millones setecientos mil trabajadores colombianos, sino que es una gran mentira. NO hay nada que destruya más la naturaleza que un gobierno populista, y las cifras alrededor del mundo me respaldan.

Pero Luis Carlos, hagamos un ejercicio con un indicador universal de destrucción de naturaleza, la huella de carbono: un colombiano promedio, trabajador, emite alrededor de 4,38 kilos de CO2 en un día. Si solo le sumamos viajes nacionales al presidente Petro, genera aproximadamente 5,370 kilogramos de CO2 diarios. Esto implica que la huella de carbono diaria del presidente Petro es aproximadamente 1,225 veces mayor que la de un ciudadano promedio en su jornada laboral. No le estamos sumando los viajes internacionales o sus cuestionadas agendas privadas, y eso que Gustavo Petro es el presidente que más ha viajado por fuera del país en la historia reciente. Presidente Petro, usted no trabaja ni una mínima parte de lo que trabaja un colombiano promedio, pero si nos guiamos por la huella de carbono, usted es probablemente el colombiano que más destruye la naturaleza…El trabajo del colombiano es el que ha sostenido las políticas públicas y los programas medioambientales a través de sus impuestos…Y es esa incapacidad de ejecutar, y a tanto discurso vacío, lo que destruye la naturaleza. Asúmalo. El trabajo dignifica, presidente Petro…Y respete a los que le pagan su salario”.

Juliana utilizó una frase que siempre me ha marcado: “el trabajo dignifica”. Nada más cierto en esta vida. El trabajo genera sentido de pertenencia, de camaradería, genera esfuerzo, objetivos a lograr, responsabilidad, y el trabajo es el único camino viable a la estabilidad social. Con este discurso Gustavo Petro comprobó que esboza todo lo peor que existe en la sociedad colombiana. Quiero creer que el hecho que este señor hoy sea presidente es función única de un cisne negro: la pandemia y el subsecuente confinamiento. Dios quiera que así sea. Ojo con 2026.

Alberto J. Bernal-León

Jefe De Estrategia Global, XP Investments
https://www.larepublica.co/analisis/alberto-j-bernal-leon-500059/el-trabajo-dignifica-4080777

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