¿En dónde está el piloto?

Como le suele suceder a Petro, fue él quien violó los derechos de los connacionales al no permitirles el ingreso a su Estado.

Estamos acostumbrados a tener un vacío de poder en la presidencia, en donde el jefe de Estado constantemente desaparece, evade sus responsabilidades, no atiende sus funciones y, más bien, se refugia en el teclado haciendo pensar que está al tanto de las situaciones, y en donde opina –irresponsablemente -, sobre asuntos que no le competen, como los judiciales o de otros Estados.

Lo que se volvió costumbre en una desatinada retahíla de mensajes de X llenos de errores de ortografía y falta de sintaxis, cruzó el Rubicón el pasado domingo, cuando, de manera extraña y aún sin explicación, el presidente decidió en la madrugada referirse a la repatriación de deportados colombianos, primero celebrando su regreso y después desautorizando su llegada.

En su claro desafío al gobierno estadounidense, Petro, hábil en distraer sus verdaderas intenciones, adujo los derechos y dignidad de los repatriados, sin mediar en que el procedimiento, casi rutinario, comprendía una serie de actos complejos que ya se habían concretado (identificación de los deportados, permisos de sobrevuelo de las aeronaves, protocolos de entrega), sino que, como le suele suceder, en su abismal desconocimiento del derecho, fue él quién violó los derechos de los connacionales al no permitirles el ingreso a su Estado nacional, una clara vulneración de la Constitución Política (art. 24) y el Pacto de San José de Costa Rica.

Como siempre Petro quedó como el rey desnudo, disfrazando su imprudencia e irresponsabilidad en un acto de dignidad, sin percatarse de que su error no pasó desapercibido para los Estados Unidos, quienes inmediatamente tomaron medidas, además de aprovechar el episodio para castigar a Petro y volverlo un ejemplo de lo que sucede cuando se reta al actual gobierno norteamericano.

Las sanciones que se nos iban a imponer por cuenta de las inquietas manos del presidente y su falta de previsión, iban a poner en jaque la relación comercial más importante que tenemos, ello sin mencionar los problemas prácticos a los que sometió a sus connacionales en términos de trámites de visa y viajes, solo por mencionar algunos.

A los Estados Unidos se exportan US$13.000M, el 29% de las exportaciones colombianas, solo pensar en que más de 3.000 empresas dependen de ello, hubiera generado una crisis inimaginable.

No somos ni siquiera el 1% de las importaciones de los Estados Unidos y somos el octavo o noveno país en su lista de socios comerciales, fácilmente reemplazables por otros Estados, lo que hubiera supuesto una crisis económica sin precedentes, además de la diplomática.

Dudo que Petro tenga el panorama comercial claro o que le importe, siendo un consagrado enemigo de la libre empresa, el libre mercado y el libre comercio, pero lo que sí quedó en evidencia es que su guerra digital no duró ni 24 horas y quedó derrotado, lesionando una histórica relación y castigado por su interlocutor, a quién le tuvo que aceptar todo a lo que en principio se había negado.

ANDRÉS BARRETO GONZÁLEZ
Exsuperintendente de Industria y Comercio.

 

https://www.portafolio.co/opinion/analisis/en-donde-esta-el-piloto-opinion-622663

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