En uno de los correos que me llegan, escuché de viva voz de su autor, una carta con la que estoy plenamente de acuerdo. Lástima que no da su nombre, seguramente para no comprometerse. Ese es el error que cometemos, estamos de acuerdo del peligro en que estamos para el futuro de Colombia, para la democracia, para la libre empresa, para la seguridad individual y colectiva. Estamos al borde del abismo, pero no nos comprometemos.
Álvaro Uribe ha entregado su vida para salvarnos de lo que padecemos. Como sus enemigos no han encontrado cómo acabar con él, la justicia ha hecho a un lado todos los argumentos a su favor y en contra de otros protagonistas de extrema izquierda, para lograr tenerlo encerrado, silenciado y sin poder hacer lo que venía haciendo para salvar la patria.
La izquierda, lentamente, se ha apoderado de todos los estamentos que pueden serviles para acabar con Colombia. La educación desde la primaria, las facultades de Derecho donde han preparado a los actuales magistrados, varios de ellos en las cárceles por diferentes delitos, son de la extrema izquierda. El gobierno de Santos –como muchos quieren que le digamos– desconoció la voluntad popular en el plebiscito para entregarles la patria a los guerrilleros. La gente de bien sabe todo esto, pero les da miedo decirlo. La gente de bien sabe para dónde nos llevan los izquierdistas, pero, en lugar de ayudar, opinan bajo la seguridad que les da el anonimato.
Tenemos que apoyar a todos aquellos que quieren salvar a Colombia. A los empresarios, a los gobernantes que entienden que hay que hacer algo para frenar a los entreguistas de la patria, a los dirigentes verdaderos patriotas, a los medios de comunicación que apoyan sin tapujos la democracia. Pero hay que hacerlo de frente, sin escondernos, sin caretas, tiene que ser dando la cara para poder unirnos todos y hacer algo, casi heroico, para frenar las ambiciones de quienes no podrán alcanzar el gobierno sin el apoyo de un pueblo que todavía quiere la verdadera democracia.
Unámonos los que queremos la libertad y no el caos. Unámonos quienes no queremos el ejemplo de Venezuela copiado en Colombia, como algunos quieren. Venezuela, un país rico hace unos pocos años, hoy tiene a su gente buscando la comida en los basureros, eso no lo queremos para Colombia. Apoyemos a nuestras fuerzas militares y de policía para que puedan actuar sin interferencias de los apátridas que quieren acabar con ellas.
Unámonos contra una justicia comprometida con la política de izquierda, orientando los fallos, como lo dijo públicamente y sin tapujos un magistrado, aplicando la política y no la Constitución y las leyes. Esa justicia no la podemos apoyar. Unámonos para exigir que un Congreso comprometido y temeroso, por fin actúe y haga la necesaria reforma a la justicia y al mismo Congreso.
Si los colombianos de bien nos unimos, apoyamos a nuestras fuerzas militares y de policía, exigimos del Congreso cumplirle a un pueblo que quiere las reformas, se salvará la patria.
Actuemos juntos y sin tapujos.
Juan Gómez Martínez, El Colombiano, 01/09/2020
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