Gobernar sin Presidente

“Cuando un payaso se muda a un palacio, no se convierte en rey: el palacio se convierte en un circo”, reza un viejo proverbio turco que hoy nos viene como anillo al dedo. El presidente Gustavo Petro ha optado por renunciar, no a su cargo, pero sí a gobernar. Se pasa el día publicando en sus redes lo que se le viene a la cabeza, incluida la foto de un puente en Estados Unidos que, en sus delirios recurrentes, describió como una obra de su gobierno en La Guajira, antes de borrar la publicación, advertido de su metida de pata por un colaborador. Gobernar sin Presidente .

 

Al cuestionar a Thomas Greg & Sons, la empresa que por décadas ha asegurado un sistema confiable de tarjetones y formularios electorales, y que merecidamente volvió a ganar ese contrato en la Registraduría, puso en duda la transparencia de las elecciones en 2026: lo cierto es que tiene miedo a ser derrotado el año entrante en las urnas. Por mucho que sus bodegas traten de maquillar, en las redes sociales, el desastre de su mandato, la realidad está a la vista.

 

La resumió con tino, esta semana, el expresidente Iván Duque: “¡Les quedó grande gobernar! Recibieron una economía que salió de la pandemia con el mayor crecimiento de la historia en 2021 y 2022; luego la estancaron en la mediocridad. Llevan al país al mayor déficit fiscal de la historia sin tener que atender una tragedia como el covid-19, pierden la línea del crédito del FMI, espantan la inversión, destruyen la salud, la energía, la infraestructura y llevan al país a la mayor producción de cocaína de la historia”.

Gobernar sin Presidente

Mientras el Presidente se desentiende del país —salvo para hacerle daño—, otros líderes se lo echan al hombro. El Senado —con figuras como su presidente, Efraín Cepeda, y el liberal Mauricio Gómez— ha trancado muchas locuras, y en los meses venideros podría sacar una ley que acaba de proponer el exalcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo, para prohibir a los gobiernos liberar a terroristas y narcotraficantes, con cínicas excusas como convertirlos en ‘gestores de paz’. Llegó la hora de exigir, por vía legal, que los condenados por los peores delitos los paguen con duradera cárcel, sin más perdones, indultos ni amnistías.

 

Su parte del oficio también la están haciendo gobernadores y alcaldes que, ante la falta de Presidente, han resuelto coger el toro por los cachos. Gracias a eso, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, y el alcalde de Medellín, Fico Gutiérrez, pueden mostrar que, pese a la desastrosa ‘paz total’, es posible mejorar los índices de seguridad.

 

El alcalde Álex Char y el liderazgo barranquillero les mostraron esta semana a cientos de visitantes internacionales de la cumbre de la Ocde sobre desarrollo local el descomunal cambio que él y otros dos alcaldes de estos años, Elsa Noguera y Jaime Pumarejo, lograron en Barranquilla, y del cual el gigantesco malecón, los megacolegios, la inversión social y la infraestructura son prueba de lo que puede hacer un gobernante: todo lo que Petro y los suyos son incapaces de lograr.

 

Lo mismo puede decirse de quien luce hoy como el mejor gobernador del país, Yamil Arana, de Bolívar, que activó una revolución social con nuevos acueductos y redes de alcantarillado en beneficio de casi 200.000 personas, que elevan a 88 % la cobertura en agua potable y duplican la de saneamiento. Y también del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, quien, con inteligencia y sin caer en provocaciones, se ha sobrepuesto al saboteo de Petro, para sacar adelante el metro de la capital. Ellos están salvando a Colombia.

 

* * * *

 

Duda razonable. Terminadas las audiencias del juicio contra el expresidente Álvaro Uribe, y puestos en serias dudas los testimonios que lo acusan de manipulación de testigos y fraude procesal, no está claro cómo va a hacer la juez para condenarlo. Veremos si falla en derecho y lo exonera, o si se deja llevar por su sesgo ideológico.