El vicepresidente de los EEUU, JD Vance, intervino en la CPAC, la Conferencia Política de Acción Conservadora más influyente del mundo, donde ha vuelto a insistir en la importancia de defender la vida de los no nacidos, con estas palabras: «Tenemos que convencer a nuestros conciudadanos de que la vida de los no nacidos merece ser protegida. Es sagrada a los ojos de Dios y también debería ser sagrada a los ojos del hombre. Tenemos que tomar la antorcha y luchar por ello todos los días».

El pasado 24 de enero, JD Vance participaba en la Marcha por la Vida en Washington DC y en su intervención subrayó el compromiso de la nueva administración con la defensa de la vida y prometió trabajar junto al presidente Donald Trump para «desmantelar la agresiva y poco popular agenda del aborto heredada de la Administración Biden». «Quiero que haya más bebés en los Estados Unidos de América». “Nuestro país enfrenta el regreso del presidente estadounidense más a favor de la familia y más antiabortista de nuestras vidas”, añadió Vance.

No obstante, a la vez que Vance realiza estas declaraciones, el presidente Trump firmaba una orden ejecutiva, el pasado 18 de febrero, para «ampliar el acceso a la fertilización in vitro (FIV) para los estadounidenses».

  • La FIV no es vida, es muerte, y Trump la apoya

Lo que seguramente ignora Trump es que la FIV trae como consecuencia más muerte que vida. Se lo explicó Lila Rose, fundadora y presidenta de Live Action: “Solo el 7% de los embriones humanos creados mediante FIV darán como resultado un nacimiento vivo. El 93 % de estas vidas se congelan indefinidamente, se abortan o se pierden. En los EE.UU. se congelan más de un millón de embriones. La FIV NO es pro vida”.