El actual desgobierno causante del excesivo gasto, del desorden, corrupción y abuso de los recursos públicos en vez de ejecutar una política económica sana y no estatista con el fin de reducir el déficit fiscal y el tamaño del Estado, eliminando gastos suntuarios, la burocracia innecesaria y la nómina paralela de contratos de asesorías y subsidios para los activistas, decidió activar la llamada cláusula de escape para suspender el cumplimiento durante tres años de la regla fiscal sin considerar los efectos perniciosos de tal decisión. Hace más de un año este columnista y otros comentaristas y los voceros de los principales gremios económicos y centros de pensamiento recomendaron la reducción del gasto y, por ende, del tamaño del Estado. Pero el desgobierno no escuchó a nadie y se empecinó en continuar ejecutando una política económica contaminada de ideología estatista. La crisis fiscal y el plan financiero del gobierno.
Ante las luces rojas que se encendieron en Colombia y en las calificadoras y en algunos organismos internacionales, y el temor a la probable baja de la calificación crediticia, el desgobierno se vio obligado a recortar en 12 billones de pesos el PGN del 2025, que era de 523 billones y quedó en 511 billones de pesos. Sin embargo, recientemente el Comité Autónomo de la Regla fiscal consideró que el recorte presupuestario debió ser entre 40 y 70 billones de pesos. El desgobierno estatista optó por incumplir la regla fiscal al registrar en el año 2024 un déficit del 6.8% del PIB por encima del límite de 5.6% fijado, previendo un porcentaje del 7.5% para el 2025, según el Banco de la República. La crisis fiscal y el plan financiero del gobierno.
El desgobierno con el excesivo gasto y el aumento del endeudamiento genera más incertidumbre e insostenibilidad en los equilibrios macroeconómicos, y mayor incertidumbre en el horizonte de la economía nacional en su conjunto. El déficit fiscal se debe a varios factores: unos de carácter estructural y otros coyunturales, entre los cuales figuran, como hemos reiterado, el gasto excesivo, el bajo recaudo tributario, la gestión ineficiente y politiquera de las finanzas públicas, la corrupción, la dependencia de los ingresos fluctuantes del petróleo por las variaciones del precio en el mercado internacional y principalmente por una ineficiente y cuestionada gestión por razones éticas y de la gestión de Ecopetrol. Por otra parte, no solo la evasión, la ineficiencia o el contrabando inciden en el bajo recaudo, sino también el bajo crecimiento de la economía, cuyo sector productivo en algunos sectores como las pequeñas y medianas empresas se encuentran con falta o baja liquidez y mayor costo en las tasas crediticias. La deuda del sector privado se estima que es del 21% del PIB, y un 86% de ese porcentaje corresponde al endeudamiento del sector productivo no bancario, y el 14% al sistema bancario. La carga tributaria en Colombia es de las más altas de los países latinoamericanos, y el IVA del 19%, por ejemplo, es más alto que el que rige en Perú (18%), (Brasil 18%), México (16%), Paraguay (16%), Panamá (7%).
La crisis fiscal y el plan financiero del gobierno
La proyección del crecimiento del PIB para el año 2025 se fijó en 2.3% y para el 2026, del 2.7%. Estas proyecciones deben ajustarse tomando en consideración el complejo contexto político de Colombia y del mundo turbulento y bélico. Además, a los graves factores de inseguridad territorial y de las personas y bienes en Colombia se suman las medidas inconstitucionales adoptadas por el desgobierno, y las medidas internacionales, unas de los Estados Unidos como la guerra arancelaria y la presión para limitar los créditos para Colombia del BID, del cual es el principal socio, y adicionalmente la probable desertificación por las falencias de la política del desgobierno contra el narcotráfico y el aumento de los cultivos. Las otras medidas son las del Fondo Monetario Internacional de suspender para Colombia la línea de crédito flexible y las probables desfavorables notas por parte de las calificadoras crediticias. Todos estos factores complican el horizonte de nuestra economía.
La crisis fiscal y el plan financiero del gobierno
Los países latinoamericanos sometidos a regímenes dictatoriales de izquierda registran cifras negativas de crecimiento, y Chile, otrora envidiable modelo económico, y ahora con un gobierno de izquierda, tendrá el menor crecimiento con apenas un 2.1%, mientras Argentina, con un gobierno de derecha y una sana política de ajuste, crecerá 5% en el 2025. Colombia se sitúa en un porcentaje un poco superior al promedio de crecimiento de América Latina, estimado en un 2.4%. Panamá tiene el mayor ingreso per cápita con US 43.839 cinco veces superior al de Colombia. En el Plan Financiero presentado por el gobierno el viernes pasado se proyecta una inflación del 4.5% en el 2025, y 3.2% en el 2026. Pero el incumplimiento de la regla fiscal presionará al alza los precios del dólar, del crédito y de los bienes y materias primas importados.
En su Plan Financiero, el desgobierno anuncia que requiere 56 billones de pesos para enfrentar la crisis fiscal, de los cuales 38 millones serán para cubrir el déficit y los 19 billones restantes para una reserva de liquidez estratégica. A pesar del grave estado de las finanzas públicas, el desgobierno pretende realizar, con medidas inconstitucionales, una consulta popular con un costo superior a los 800 mil millones de pesos y además una posterior y amenaza con una peligrosa Constituyente. Nunca el país había presenciado tanta incoherencia e irresponsabilidad, a todo lo cual se añade el anuncio de una nueva reforma tributaria intolerable para el sector productivo y los ciudadanos agobiados con los impuestos vigentes e indignados con las pérdidas de los recursos públicos por la corrupción.
La crisis fiscal y el plan financiero del gobierno
15/06/2025 | Por Martín Alonso Pinzón
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