¿OLVIDAMOS Y NOS ABRAZAMOS?

Duele, arde en el alma el asesinato vil de Miguel Uribe. Pero más me arde saber que los autores intelectuales, y los instigadores, quedarán impunes.

 

Ayer y hoy he escuchado a muchos personajes de la vida nacional, de todos los sectores, y lo mismo dirá su Eminencia, el señor Cardenal, en la misa de mañana: que debemos bajarle el tono a la confrontación, que no radicalicemos más a la opinión pública, que nos perdonemos todo, que nos abracemos, olvidemos lo que pasó, y vivamos felices como hermanos. Que el cadáver, todavía caliente, de Miguel Uribe, fue solo un accidente en nuestra historia. Como si se hubiera caído de una bicicleta, como dijo el “pastor” Saade.

 

Muy bonito. Entonces ¿nos olvidamos de que Petro le decretó la guerra a muerte a la oposición en su demencial discurso del primero de mayo, cuando incluso enarboló una bandera que dijo haber sido diseñada por Bolívar cuando decretó, desde Trujillo, la guerra a muerte a los españoles? (aunque olvidó mencionar Petro que en esa misma proclama de Trujillo, Bolívar le prometió la impunidad a los colombianos que cometieran delitos contra los españoles: ¿es el ejemplo que sigue Petro??)

 

¿Nos olvidaremos de que la senadora Isabel Zuleta afirmó que la Fundación Santafé estaba falsificando los partes médicos, porque la gravedad del senador era una mentira? ¿nos olvidaremos de que Gustavo Bolívar dijo que todo era un montaje? ¿de que el exalcalde Quintero insinuó que el atentado lo había ordenado la derecha, para obtener respaldo electoral? ¿que el falso pastor Saade dijo que hacer política en las actuales circunstancias era tan arriesgado como montar en bicicleta?

 

¿Nos olvidaremos de que este gobierno cada día da más indicios de que quiere perpetuarse en el poder, de que aspira a destruir nuestro modo de vida, estatizar la salud, las pensiones y la educación, para amarrarnos a su yugo y coartar nuestra libertad, de que, a través de su cada vez más sólida alianza con Maduro y el “Cartel de los Soles”, está haciendo realidad lo acordado en el Pacto de la Picota?

 

¿Nos olvidaremos de que el gran instigador de la violencia, el gran responsable del asesinato de Miguel Uribe, es el presidente Petro?

 

¿Nos olvidamos de nuestra dignidad, del compromiso moral que tenemos con nuestros hijos y con nuestros nietos, y nos arrodillamos ya ante los verdugos que destruirán nuestra libertad y el sistema democrático?

 

¿Les diremos mañana a nuestros nietos que ellos serán esclavos porque no tuvimos cojones para defender los principios que heredamos de nuestros padres y abuelos?

 

¡Basta ya de declaraciones pendejas y actitudes mariconas!

 

Es hora de que todos dejemos que la rabia que nos inunda el corazón, se desborde y juntemos un inmenso caudal de rechazo al gobierno, una avalancha de votos que sepulte por muchos años -ojalá fuera para siempre – los sueños totalitarios de la izquierda. Es hora de dejar de hablar de consensos, de diálogos, y de toda esa basura con la que han engañado a un pueblo ingenuo que cayó fácilmente en la trampa de la paz y del cambio social.

 

Es cierto que Cristo nos enseñó a poner la otra mejilla. Pero yo prefiero que esa otra mejilla, sea la de mi enemigo, no la mía.

ENRIQUE RAMÍREZ YÁÑEZ

(Esta nota aparecerá incompleta en Instagram. Véala en Facebook).

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