El Presidente de la República en su discurso de campaña y durante su vida política aseguró que era el representante de las personas menos favorecidas de la sociedad y que representaría sus intereses en contra de un país de privilegiados y de una clase opresora que había ostentado el poder durante la gran parte de la historia. Prometió el “cambio”. Sin embargo, cuando analizamos sus políticas nos damos cuenta que les está haciendo más daño a las clases menos favorecidas; traicionó a su electorado y los engañó.
Sólo hace falta ver quienes se favorecen y quiénes se perjudican con los resultados de este Gobierno. La lucha de clases únicamente perjudica a las personas de condiciones más extremas y a la clase media emergente, pues destruye sus avances y conquistas a lo largo de los años. Solo hace falta ver a quienes afecta su política en salud y la consulta popular en materia laboral que hoy promueve.
El sistema de salud en Colombia, con sus defectos y cosas por mejorar, alcanzó cobertura de 95%, un logro social en favor de los más necesitados. No se nos olvide que las personas de altos ingresos a quienes el Presidente desprecia, siempre han tenido acceso a la salud por una simple razón, tenían y tienen los recursos para pagarla, todos ellos han podido acceder a medicina prepagada, acuden a médicos privados, tienen asegurado su derecho a la vida. Fue nuestro sistema de salud, el que este Gobierno destruyó, el que con el tiempo permitió que ese derecho hoy sea universal y que las personas de menos recursos tuvieran acceso a tratamientos, medicinas y especialistas.
Con el colapso del sistema quienes tienen recursos continúan accediendo a todos estos servicios, mientras el ciudadano de a pie, espera meses por un tratamiento, dejó de recibir sus medicinas, gasta sus ahorros en un especialista, un remedio, un tratamiento. Son ellos quienes están perdiendo los derechos que por años la sociedad les brindó. Hoy corren el riesgo de morir y de caer en la pobreza al tener que escoger entre la medicina y el arriendo, el tratamiento y el mercado, son ellos las víctimas reales de la reforma a la salud.
Con la consulta popular para supuestamente mejorar la condición de vida de los trabajadores pasa exactamente igual. Esta es una consulta dirigida principalmente a quienes hoy tienen un empleo formal, reciben prestaciones sociales, tienen acceso a la Seguridad Social y un salario estable.
Hoy, que la informalidad es superior a 58%, resulta inaceptable que se haga más costoso generar un puesto de trabajo, esos cerca de 14 millones de colombianos se verán perjudicados, pues acceder a un empleo formal, se hará casi imposible. Seguirán condenados a no tener vacaciones, horas extras, caja de compensación y demás y seguirán sin poder aportar a pensión.
De otra parte, por favorecer a los fuertes sindicatos y sus trabajadores que tienen todas las prerrogativas, perjudicarán a la gran mayoría de la población; las grandes empresas, que representan menos de 5% de la generación de empleo, serán las menos afectadas puesto que, en su mayoría, tienen los recursos para cubrir los sobrecostos laborales de la consulta popular. Sin embargo, las MiPyme que generan cerca de 80% de los empleos se verán a gatas para poder pagar los salarios y terminarán por despedir trabajadores. Son los pequeños restaurantes, tiendas de barrio, peluquerías y todos negocios de los pequeños empresarios, los que pagarán las consecuencias, son esas personas emprendedoras las que perderán su calidad de vida. La consulta terminará afectando a la mayoría de colombianos que hacen parte de la clase trabajadora.
No se dejen engañar, el Presidente no está pensando en los más necesitados, no está pensando en las micro, pequeñas y medianas empresas, es a ellos a quienes les está robando su expectativa de futuro al poner en riesgo sus negocios y al obligarlos a gastar más para mantener la salud con la que antes contaban. Es a ellos a los que también les quitó el sueño de una educación superior al acabar el Icetex.
