Petro acabó con la felicidad colombiana

La felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física que el ser humano busca constantemente. Es algo muy valioso. Su búsqueda es mencionada en muchas de las Constituciones políticas del mundo, entre ellas la de Estados Unidos, Inglaterra y Japón, y es considerada como un derecho humano. Las ideas de “la ilustración” del Siglo XVIII, aspiraban no solo a la conquista del conocimiento y del saber, sino también a la conquista de la felicidad

Hasta el 2021, el “Informe Mundial de la Felicidad”, en el estudio técnico publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas, el Centro de Investigación sobre el Bienestar de la Universidad de Oxford y otras universidades, como la de Columbia y British Columbia, en colaboración con Gallup y un consejo editorial independiente, Colombia resultaba ser el país más feliz del mundo; un 83% de su población se consideraba feliz.

Por años fue sorprendente y reconfortante ver a Colombia puntear entre los países más felices del mundo. Esto a pesar de la constante violencia que ha agobiado al país por más de siete décadas consecutivas. Pero ahí estábamos siempre entre los países donde sus gentes decían sentirse felices.  Quizá, por vivir en uno de los países más hermosos del mundo, rodeados de una vegetación y fauna maravillosas, fantásticas montañas, llanos y praderas, dos océanos besando nuestras playas y gentes con una notoria actitud positiva ante la vida, quizá, por ese orgullo que todos en hermandad sentimos de ser colombianos.

A pesar de nuestros inmensos problemas, siempre había tiempo para una sonrisa, una canción, un poema, un baile. Los colombianos, hasta hace poco, creíamos en que, de una u otra manera, lograríamos un futuro mejor y hacia ese propósito se encaminaban los gobiernos.

Pero esa felicidad ha ido desapareciendo desde el 2022, o sea desde que Gustavo Petro gobierna. Hoy, según el mismo “Informe Mundial de la Felicidad”, Colombia ha descendido al puesto 64. El constante discurso cargado de odio y división que Petro “escupe” en todas sus alocuciones, ha ido enrareciendo el ambiente en nuestra nación, al punto que muchos consideran que no hay futuro en Colombia, no en vano la desbandada de la juventud hacia el exterior. La corrupción en este Gobierno ha aumentado a niveles jamás vistos, el descaro con que Petro miente en sus alocuciones es aberrante, el desconcierto es nacional.

Si antes algunos territorios estaban descuidados, hoy están en guerra, controlados por diferentes grupos terroristas que se disputan la explotación del narcotráfico, la minería ilegal, la trata de personas. Hay miles de compatriotas desplazados, miles de familias han tenido que huir de sus hogares. A diario vemos esta tragedia en todos los medios, y el Gobierno NO gobierna. Solo hace discursos envenenados de odio, mintiendo sin descanso, enfrentando a unos colombianos contra otros.

Y mientras tanto, los sistemas de salud están destruidos, los créditos para los estudiantes terminados, la creación de nuevos empleos es inexistente, la construcción de vivienda popular está suspendida. Un presidente que no sale de su “perica” constante, es un hombre no apto para gobernar. Todo esto, y más, ha destruido nuestra felicidad. Los colombianos hemos descendido aceleradamente en nuestra percepción como un pueblo feliz ¡Petro acabó con la felicidad del pueblo colombiano!

María Clara Ospina

https://www.elnuevosiglo.com.co/columnistas/petro-acabo-con-la-felicidad-colombiana

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