¡Basta de una Colombia quejumbrosa, la acción debe ser ya!

“Se respira en Colombia un aire pesado y contaminado, donde la tragedia, de una sociedad inerme, parece estar todos los días, tocando la puerta”. GRC.

 

Un gobierno cínico, hipócrita e irresponsable, debe ser investigado a fondo por su responsabilidad política en el criminal atentado, contra Miguel Uribe Turbay y todos los actos de terrorismo ocurridos durante estos tres años, contra la sociedad colombiana, sus fuerzas militares y su Policía Nacional.

La sistemática dialéctica violenta, del gobierno de extrema izquierda, invitando cada vez que tiene la oportunidad, al odio, la venganza, la retaliación, contra todo aquel que piense diferente a sus siniestros intereses ególatras y pérfidos, se convierte automáticamente en su enemigo natural, que debe ser desprestigiado y sometido a toda clase de vejámenes, calumnias e injurias.

Los colombianos debemos saber, el poder de las palabras de un mandatario, cuando se utilizan como punta de lanza y sin atenuantes, en contra de los que somos antagonistas profundos, en la conducta extremista de Petro. Más aún, cuando esta soterrada conducta, cuenta con la experiencia de la agitación profesional y la invitación a la violencia propia de los ex integrantes, del grupo terrorista M19, que llenó de sangre, angustia, crímenes y toda clase de actos para algunos llamativos, pero en su generación y consecuencia, llenos de odio y resentimiento.

Después del atentado al joven político colombiano, Miguel Uribe Turbay, las manifestaciones hechas por Petro en televisión, demuestran que han sido manipuladas a propósito, de manera, irresponsable, populista e inconcebible. Pide, en repetidas ocasiones, proteger ante todo al “niño” que cometió el crimen, pero no cómo el gobierno, debe desarrollar un plan educacional, para mejorar la formación ética y moral, de las nuevas generaciones, a través de programas en escuelas, colegios y universidades. Mantiene la perversa postura, en la deformación sistemática de la niñez y juventud, a través de la inoculación del odio, la venganza y la retaliación, contra el establecimiento. Está pérfida conducta conlleva a minimizar el impacto, que genera la acción criminal, realizada por un menor qué fue reclutado, entrenado, sobornado y utilizado vilmente por atroces autores intelectuales, tal como lo hacen los grupos terroristas de la extrema izquierda, esos mismos que a través de la dialéctica ideológica pretenden convertir a los colombianos, en agresivos esclavos mentales del siglo XXI. La responsabilidad de esos terroristas psicológicos, es evidente, Colombia entera percibe e intuye, en manos de quién puede estar la responsabilidad, sin embargo, esa autoría aún no se puede, ni se debe manifestar abiertamente, a pesar de existir, siniestras coincidencias.

Petro no se sale del guion preconcebido e inconcebible, que tiene como línea de conducta, la pérfida oligarquía comunista latinoamericana, en cabeza de Maduro, Ortega, Díaz-Canel y el propio Petro.

Seis horas después del atentado, salió Petro por la televisión, para dirigirse a una opinión colombiana, adolorida, molesta, irascible, descontenta, para terminar, escuchando nuevamente a un mentiroso patológico y compulsivo. Miguel Uribe, había recibido con antelación al atentado, una serie de comunicaciones digitales a través de la red X, por parte de Petro, donde se retaba la posición del precandidato, referente a la ilegal consulta pretendida contra viento y marea por el gobierno extremista.

Colombia está adolorida y atónita, con una repulsiva sensación de incoherencia, que Petro le transmite al auditorio, donde no se sabe a ciencia cierta, si el interlocutor, está bajo efecto de alguna droga o grave enfermedad, termina hablando incoherencias, estupideces, transitando por un mundo imaginario, donde vuelve y habla de García Márquez y de Simón Bolívar. Ese mundo ideologizado, no es el mismo que vivimos los colombianos, dónde las angustias, terrorismo y violencia sistemática, se convirtieron en las diarias vivencias, que están generando también, graves enfermedades psicológicas a la población colombiana.

Vimos por televisión, a un mitómano, ególatra, con la mirada perdida bajo la expresión atónita del alcalde mayor de Bogotá y el semblante temeroso de ministros, alto mando militar y policial, donde algunos parecían más bien, cómo hipnotizados por la gestualidad, las expresiones y palabras altisonantes de un enfermo mental. Otros, parecían confundidos, ante una dialéctica evasiva y mentirosa, que en ningún momento demostró la intención de recomponer el camino, de su agresiva gestión de gobierno.

El pueblo está berraco, y si está berraco estamos transitando la delgada línea, del descontrol y desobediencia civil, dónde el que fue elegido, por un puñado de fieles extremistas y fanáticos, acompañado de otro grupo de colombianos indecisos, no quiere entrar en razón y solo aporta más división, más odio, más rechazo…

En este acto criminal, contra el precandidato del partido Centro Democrático Miguel Uribe Turbay, el gobierno debe ser el primer investigado, pues para cualquier colombiano desprevenido, la forma como Petro exhorta a sus violentos seguidores, utilizando toda clase de epítetos y adjetivos que permite exacerbar los ánimos, de personas preparadas mental y psicológicamente y de manera exclusiva para hacer el mal, para destruir, para incendiar, se convierte en el carburante más violento para un país. Son esos mismos sujetos violentos, que el gobierno izquierdista, utiliza como punta de lanza en sus pérfidos objetivos, pagando con recursos, originados en los impuestos de los colombianos, su comportamiento criminal, mientras el pueblo bueno, trabajador, cumplidor de su deber, recibe toda la maledicencia del gobernante de turno, a través de medidas coercitivas, manifestaciones de poder y amenazas, contenidas en la retadora dialéctica oficial.

Es hora, que toda la sociedad en su conjunto, incluyendo entes de control, congreso, altas Cortes, fuerzas militares y Policía Nacional, definan el destino de este país y de las próximas generaciones, no podemos seguir inermes cuando sentimos con angustia las explosiones y el olor a sangre en todo el territorio nacional. No podemos permitir que incluso estando de pie, seamos castrados dócilmente, por el terrorismo y la subversión verbal.

La reacción de Colombia debe ser integral, la Constitución y la ley debe ser nuestra arma, la legalidad y la convivencia nuestro objetivo.

9/06/2025 | Por T. Coronel Gustavo Roa C. | Consultor en Sistema de Gestión de Continuidad de los Negocios

 

 . https://lalinternaazul2.wordpress.com/2025/06/09/basta-de-una-colombia-quejumbrosa-la-accion-debe-ser-ya/

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