Captura de ‘Otoniel’ enmudeció a la mezquina izquierda radical de Petro

A medias y con matices, hasta el expresidente Juan Manuel Santos y el senador izquierdista Gustavo Bolivar reconocieron que la captura de ‘Otoniel’ es una buena noticia para Colombia, pero Gustavo Petro y Piedad Córdoba guardan silencio absoluto para no admitir el logro del Gobierno que no sirve a sus intereses.

La captura del cabecilla del Clan del Golfo, alias ‘Otoniel’, se produjo este sábado en la localidad de Turbo, Antioquia. (Twitter)

El Gobierno del presidente Iván Duque no ha sido el más popular de las últimas décadas. El actual mandatario colombiano ha tenido que lidiar con la pandemia del coronavirus y con una oposición que ha sabido capitalizar el descontento popular y poner las calles en su contra. La izquierda ha utilizado cada adversidad para sacar provecho político. Y la derecha también ha cuestionado las decisiones desacertadas. Sin embargo, la captura de Dairo Antonio Úsuga David, alias ‘Otoniel’, el capo del narcotráfico más buscado en el país, mereció incluso el reconocimiento de destacados adversarios. Con lo que constituye el mayor logro político de la actual gestión, el uribismo toma oxígeno a pocos meses de las elecciones y deja sin palabras a la izquierda radical de Gustavo Petro, quien ha levantado su candidatura presidencial atacando sin tregua al Gobierno.

“Este es el golpe más duro que se le ha propiciado al narcotráfico en este siglo en nuestro país. Este golpe solo es comparable con la caída de Pablo Escobar en los años 90”, dijo este sábado el presidente Iván Duque. Y parece haber consenso en cuanto a esta afirmación. Ni la prensa colombiana ni la oposición se ha atrevido a desmentirlo. Como comandante supremo de las Fuerzas Militares, Duque dijo sentirse “orgulloso del trabajo adelantado en la operación Osiris” y sentenció que la caída de alias ‘Otoniel’ marca el fin del Clan del Golfo.

Labor de inteligencia conjunta

La operación que llevó a la captura de ‘Otoniel’ fue casi impecable, salvo por la lamentable baja del intendente de la Policía, Edwin Guillermo Blanco, en la vereda San Pablo de la población de Turbo, ubicada a una hora de La Pita, en Turbo, Antioquia, donde fue capturado el peligroso narcotraficante que contaba con al menos ocho anillos de seguridad, según detalles del operativo dados a conocer por El Tiempo.

Este medio colombiano también precisa que el capo fue rodeGUSTAVO PETRO,ado por más de 500 hombres del Comando Conjunto de Operaciones Especiales que se trasladaron en 22 helicópteros y lo cercaron por aire, mar y tierra. Los movimientos de ‘Otoniel’ se lograron determinar gracias a labores de inteligencia conjunta con agencias de Estados Unidos y del Reino Unidos. Una de las claves para rastrear el área y dar con su paradero fue el problema de salud que padecía en los riñones, por lo que requería un medicamento que era trasladado por su grupo más cercano.

Duque agregó que dada la peligrosidad del principal cabecilla del Clan del Golfo, pesan sobre él órdenes de extradición que se tramitarán con las autoridades siguiendo el debido proceso, pero no sin antes conocer la verdad sobre sus crímenes en Colombia.

Reconocimientos a medias y silencios mezquinos

El expresidente Juan Manuel Santos –acérrimo opositor al uribismo– felicitó desde su cuenta de Twitter a la Policía y las Fuerzas Militar por la captura de ‘Otoniel’. Aunque evitó extender la felicitación al Gobierno del presidente Iván Duque, reconoció el resultado de la operación.

Otro duro adversario del Gobierno que no pudo dejar de reconocer este logro fue el senador Gustavo Bolívar, quien ha sido mano derecha de Gustavo Petro. A pesar de que trató de minimizar las consecuencias, asegurando que “el narcotráfico seguirá intacto” porque “más grandes han caído y hoy la producción de cocaína está en su más alto nivel histórico”, admitió que es una “muy buena noticia para Colombia la captura de ‘Otoniel’”.

Pero quien simplemente ha optado por el absoluto silencio ha sido su jefe político, Gustavo Petro. Al aspirante a la Presidencia de Colombia por la extrema izquierda parece no haberle caído bien la noticia que en la escena mediática juega en contra de sus intereses. Petro se ha adjudicado el rol de líder de la oposición en los dos paros nacionales que ha tenido que enfrentar la actual Administración, en un intento por capitalizar el descontento a favor de su opción electoral.

El mismo camino ha seguido su ahora aliada, la exsenadora Piedad Córdoba, quien el pasado mes de septiembre se sumó a la alianza del Pacto Histórico que encabeza Petro, con la intención de volver a ocupar una curul en el Senado de la República. Ni una sola palabra en sus redes sociales sobre el duro golpe que ha dado el Gobierno de Duque al narcotráfico.

¿Del lado del país o del lado de los criminales?

Por esta razón, el exalcalde de Medellín y aspirante a la Presidencia, Federico Gutiérrez, quien no milita en el partido del presidente Iván Duque ni hace parte del uribismo, increpó este domingo a Gustavo Petro desde su cuenta en Twitter por callar ante la captura de ‘Otoniel’, sugiriendo además que su silencio puede deberse al hecho de que él perteneció a un grupo armado ilegal que asesinaba, secuestraba y torturaba.

 

La noticia que este fin de semana acaparó los titulares de la prensa colombiana no tiene ideología ni color político. Es una buena noticia para el país en general. La izquierda tenía la oportunidad de decidir de qué lado está. Hay quienes entendieron la coyuntura y reconocieron el logro a medias para tratar de evitar que la historia los ubique del lado de los criminales, pero otros simplemente prefirieron el silencio que los pone en esa acera, y todo por el simple hecho de que un punto a favor del Gobierno puede ir en dirección contraria a sus intereses electorales.

José Gregorio Martínez

José Gregorio Martínez , Panam Post Miami, 24/10/2021

Periodista venezolano dedicado a las fuentes de Política y Economía. Editor jefe de PanAm Post. Experiencia previa en medios como NTN24, El Mundo Economía & Negocios, Diario La Verdad y Globovisión.


¿Qué pasará con el cartel más grande de Colombia tras la caída de alias Otoniel?

«Otoniel» era hasta ayer el líder del Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), un grupo dedicado al narcotráfico y heredero de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que tiene actualmente unos 2.000 efectivos y presencia en más de 200 municipios.

Bogotá, 24 oct (EFE).- La detención del narcotraficante más buscado de Colombia, Dairo Antonio Úsuga David, alias «Otoniel», abre varias incógnitas sobre el futuro del grupo criminal que dirigía, el Clan del Golfo, y sobre la situación de seguridad en las regiones donde opera.

Alias «Otoniel», según las palabras de ayer del presidente de Colombia, Iván Duque, era «el narcotraficante más temido en todo el mundo», y su captura es «el golpe más duro que se le ha propinado al narcotráfico en este siglo en nuestro país y es solamente comparable con la caída de Pablo Escobar en los años 90″.

Políticos de todas las esferas y analistas han coincidido en reconocer este éxito del Gobierno y en que es una victoria, aunque, como indica a EFE el analista Sergio Guzmán, director de Colombia Risk, una consultora de riesgo político, «esto no cambia la guerra contra el narcotráfico, esto no mueve la aguja».

Más allá de la captura y rendición de cuentas de los culpables de delitos tanto de narcotráfico y actividades criminales relacionadas, una lucha eficaz contra las drogas debería estar muy focalizada en la demanda de estupefacientes en todo el mundo, según Guzmán, un discurso que resaltó el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, justamente esta semana en su visita a Colombia.

Varios escenarios

«Otoniel» era hasta ayer el líder del Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), un grupo dedicado al narcotráfico y heredero de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que tiene actualmente unos 2.000 efectivos y presencia en más de 200 municipios.

Con su caída «desaparece la hegemonía de una familia, los Úsuga, fundadores y cabeza del Clan», explica a Efe el director de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), León Valencia.

Pero no significa necesariamente el fin de este grupo criminal, el más grande del país, sino que puede haber dos escenarios, uno donde se divida y disperse y otro donde algunos de sus subalternos, seguramente Jobani de Jesús Ávila, alias «Chiquito Malo», coordinador del armamento del grupo, «tome el mando y mantenga la unidad del clan», expone Valencia, quien se decanta por la primera opción.

El director de Colombia Risk se atreve a predecir que pasarán tres cosas: una lucha interna para saber quién asume el liderazgo del grupo y «quizás un fraccionamiento de ese cartel», o que se desarrolle un «plan pistola» de asesinatos de policías como cada vez que es capturado o dado de baja algún cabecilla de las AGC.

Por último está el camino que abre la captura de «Otoniel» a los carteles mexicanos en Colombia, ya que el detenido era «un socio par» de los mexicanos y «su salida puede dar una oportunidad de profundizar su control vertical sobre el mercado de las drogas».

Más violencia

Otra de las consecuencias directas de este golpe, a pesar de la importancia que tiene capturar con vida a una persona sobre la que pesan 122 órdenes de captura y 6 sentencias condenatorias por homicidio agravado, desaparición forzada y reclutamiento de menores, entre otros, es que muy probablemente aumente la violencia.

«Yo creo que esto va a significar un repunte en la violencia en zonas rurales», afirma Guzmán, ya que es probable que la banda empiece a buscar a los culpables de que esta captura se haya producido y eso significa que «empiezan los asesinatos y llega un nuevo jefe para imponer un nuevo régimen de terror».

Las AGC tienen una influencia muy notoria en la parte noroeste del país, sobre todo en el norte de Antioquia y el departamento del Chocó, en el Pacífico, pero sus redes se extienden al suroeste, siempre muy vinculados a los corredores del narcotráfico y otros negocios ilegales.

En su lucha por consolidar su presencia -una pelea que se extiende ya por más de 15 años- han amedrentado a comunidades enteras, exponiéndolas a extorsiones o asesinatos selectivos, provocado desplazamientos masivos y confinado a pueblos, sobre todo indígenas y afrodescendientes.

También, como resaltó el sábado Duque, «Otoniel» tenía una «demencia que lo llevó a abusar de manera recurrente de niños, niñas y adolescentes».

Las autoridades trabajan ya en la extradición de «Otoniel» a Estados Unidos, que llegó a ofrecer hasta 5 millones de dólares por su cabeza y lo solicita por narcotráfico y participación en empresa criminal, pero en Colombia se quedarán muchas cuentas pendientes incluidas el cumplimiento de esas penas que le iban a llevar a 40 ó 50 años de prisión.

Eso significa que «va ir a pagar una condena en EE.UU. por tráfico de drogas, no por las violaciones a los menores, la reclutación de menores o el asesinato de líderes sociales», resume Guzmán.

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