Entre 1990 al 30 de junio de este año el programa de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, Descontamina Colombia, ha registrado más de 6 974 accidentes con minas antipersonales y munición explosiva sin detonar.
En Colombia hay una conocida canción que dice: “Fíjate donde pisas, fíjate cuando caminas, no vaya ser que una mina te desbarate los pies amor”. Esta lúgubre canción del conocido músico colombiano Juanes reza un problema del cual miles de colombianos han sido víctimas, las minas antipersonas y los artefactos explosivos sin detonar, esparcidos por más de 700 municipios del territorio y todavía causando cientos de víctimas al año.
Según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, en los últimos 30 años 11 841 personas han sido víctimas de minas antipersonal y munición sin detonar en el país. De ellas 2 305 perdieron la vida y 9 436 heridas de suma gravedad.
El problema no es menor para Colombia, al menos 181 personas fueron víctimas de minas antipersonas y material explosivo desde enero hasta junio de 2020, más del doble de personas que en la totalidad del 2019. De estas personas 27 fallecieron y 154 sobrevivieron con lesiones graves. El 69% de las víctimas de estas detonaciones fueron civiles.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) señaló que entre enero y marzo de 2020 hubo 118 víctimas, para ese mismo periodo en 2019 hubo 81 víctimas, y en 2018 hubo 48 víctimas. Es decir que con relación al año 2019 en el mismo periodo de tiempo hubo un incremento del 45% en el número de víctimas, y se dobló la cifra con respecto al 2018. Dando un inicio que los Grupos Armados continúan haciendo uso de estos explosivos como estrategia de guerra contra el ejército y la población civil.
Colombia históricamente ha sido el segundo país del mundo más afectado por la proliferación de minas antipersonas y explosivos después de Afganistán. Entre 1990 al 30 de junio de este año el programa de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, Descontamina Colombia, ha registrado más de 6 974 accidentes con minas antipersonales y munición explosiva sin detonar.
El país ha realizado fuertes esfuerzos de desminado humanitario. Entre 2001 y 2010 Colombia únicamente contaba con intervenciones en 4 municipios; hoy cuenta con más de 150 municipios en intervención de los 720 que presentan algún nivel de contaminación por minas antipersonal.
Dicha capacidad nacional está representada en la Brigada de Desminado Humanitario y en la Agrupación de Explosivos y Desminado de la Infantería de Marina y nueve organizaciones civiles: Campaña Colombiana contra Minas, Attex, The HALO Trust, Ayuda Popular Noruega, Humanity & Inclusion, Perigeo, Danish Demining Group, Polus Center y Humanicemos DH.
Las minas antipersona fueron usadas por las Farc como un medio económico y efectivo para neutralizar el avance del ejército, para proteger campamentos, corredores y sitios estratégicos, así como para resguardar áreas alrededor de los cultivos de coca.
La decisión del uso de minas antipersona por parte de las FARC tuvo lugar tras la Séptima Conferencia de esta guerrilla, en mayo de 1982. En esta conferencia plasmó que personal del grupo armado haría cursos de especialización para la fabricación de estos artefactos, y adquirir “conocimiento” en minar terrenos que generen “mayor afectación al enemigo”.
Las FARC elaboraron cartillas de instrucción en las que describían “la importancia de los explosivos” y manuales para la elaboración no solo de minas sino también de los cilindros bomba que causaron cientos de víctimas entre las fuerzas armadas, policía y la población civil.
“Nosotros podemos emplearlos en cualquier sentido. En el sentido de ataque podemos minarlo, bien sea para liquidar un vehículo y tomar sus armas si viene un solo carro y el río no es profundo, o bien para liquidar el segundo, o tercero, dejando pasar lo que el terreno nos permita para emboscarlo, a condición de que el río sea profundo”, explica una de las cartillas de las Farc sobre la importancia del uso de explosivos en su accionar.
Desde minas antipersona, explosivos de baja y alta potencia, cargas para oleoductos o torres eléctricas, tipos de detonadores, materias primas y cantidades para cada uno de ellos fueron usados por las FARC en su doctrina de guerra que manifestaba que “los explosivos se aprecian por su efecto demoledor y sicológico contundentes. Son muy escasas las acciones de las cuales pueda decirse, que no necesitan de explosivos”.
En las cartillas e instructivos que el Ejército recopiló durante los diferentes golpes a esa guerrilla se hallaron documentos con los que las Farc denominaban a las diferentes minas que fabricaban y la descripción de cada una de ellas, así como su poder destructivo. Entre el arsenal mencionado por las cartillas se encuentran explosivos con denominaciones como Abanico AP, abanico AV, barre minas, cumbo, vuela postes, antitanque, poderosa, Claymore y vuela patas.
Recientemente la Corporación de Militares Víctimas del Conflicto Armado, la Fundación Plinio Correa de Oliveira, la Federación Colombiana de Víctimas de las FARC (FEVCOL), la Corporación Rosa Blanca, y la Corporación Manos por la Paz instauraron una Acción Popular contra la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por omisión en la selección y priorización de un macro caso que involucre medios y métodos ilícitos de guerra utilizados por las FARC.
Economista, Mc, escritor y liberal.