La historia nos ha enseñado que la terquedad y el apasionamiento de los dirigentes políticos, sólo causan reveses a la sociedad dirigida. Colombia, desde hace varios años atrás, está pasando por una etapa supremamente difícil por razones que saltan a la vista, problemas que en el país aumentan la velocidad hacia la catástrofe social, desde el gobierno anterior del presidente Santos, un gobierno de transición y de impunidad para los criminales, quienes, por más de sesenta años ejecutaron, han ejecutado y continúan ejecutando todo tipo de actos criminales, incluyendo delitos de lesa humanidad contra los derechos humanos que no pueden ni deben ser amnistiadas y el protocolo de Roma no permite su impunidad.
Sin embargo Santos, abusando de su poder, reformó la constitución nacional, pese haber perdido el plebiscito, facilitó la oportunidad de legalizar sus grandes capitales obtenidos mediante la criminalidad y obtener la impunidad por los graves delitos cometidos.
El gobierno del presidente Duque caracterizado por el incumplimiento de las promesas por las cuales la sociedad lo acompañó con el voto para su elección como presidente, una sociedad altamente influenciada por la inducción ejercida por el Ex. presidente Álvaro Uribe, se ha caracterizado por el sometimiento del ejecutivo al poder judicial altamente infiltrado por el comunismo, quien, aprovechando la debilidad personal de un gobernante falto de personalidad e influenciado por ideologías extranjeras, ha ido perdiendo día a día la gobernabilidad del país dando pie para que el caos y la anarquía sean la carta de presentación de una sociedad en crisis.
No se necesita ser un gran economista ni mucho menos prestidigitador o gurú para saber que un gobierno que se dedica a mantener mediante limosnas a su sociedad, más temprano que tarde será una sociedad de pordioseros que al final llevará al fracaso total la economía de cualquier país, más en un estado que, gracias a la avaricia y la corrupción de sus gobernantes, opta por vender las empresas que sustentan gran parte de los gastos burocráticos y corruptos del mismo, alegando que esos bienes de capital social dan pérdidas, cuando la realidad son los malos manejos y la corrupción de sus dirigentes, o simplemente que falta dinero para sostener el gasto de un estado altamente burocrático.
Duque pasará a la historia como el gran fracaso político de toda nuestra vida republicana, es que su forma de ser no da para más, un hombre que no cumplió lo prometido en campaña, un hombre débil que aparenta cultura y buenos modales, un hombre sin personalidad, conocimientos y sin ninguna meta fijada para manejar los destinos de nuestra patria, un hombre sin conocimiento del personal que lo asesora, terco y fácil de influenciar que mete la cabeza a pesar de que está viendo que las cosas no van a salir bien para luego simplemente tener que echar para atrás con el rabo entre las piernas.
Pero el problema no es solo eso, lo grave es que le ha dado todo el espacio posible para que la izquierda se apersone y muestre las mentiras de su ideología que un pueblo aporreado y en la ruina fácilmente creerá, el hambre, la ruina la falta de oportunidades, la falta de disciplina social, el caos y la anarquía hoy actos normales en Colombia, son la puntada final para que se dé paso a la instalación de un gobierno que llegará al poder mediante el voto de una sociedad hastiada de gobernantes pusilánimes que no supieron ejercer el mando y control de una sociedad, gobiernos burocráticos y corruptos que su particularidad principal fue facilitar el camino a la izquierda criminal para que llegara al poder, aún a costa de conocer los grandes ejemplos de tiranías que nos rodean. Desolación y tristeza es la que hoy avizoramos para una patria otrora grande respetada y libre.
Alberto Rojas Jaimes , 03/05/2021