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En mayo de 2022 se escribió en esta columna: “Parece que no nos percatamos de que el proyecto de gobierno de Gustavo Petro, como los demás del socialismo del siglo 21, es un proyecto criminal”. Esta advertencia se materializó de manera superlativa con múltiples escándalos: Nicolás Petro, Ungrd, Fomag, intervenciones a EPS, entre muchos más. Quienes votaron por Petro sabían lo que se había hecho en su alcaldía y del prontuario de sus aliados en el camino a la presidencia. Las consecuencias las estamos pagando todos.
Además de la corrupción anunciada, también estábamos advertidos de sus posturas destructivas, con implicaciones severas en la economía y la sociedad. Se había señalado en esa columna: “El asunto es que lo que ha anunciado Petro que hará, de ser Presidente: desconocer la propiedad de los individuos de sus ahorros, de los bienes adquiridos con su trabajo y de la capacidad de compra de sus ingresos. Con ello destruirá los fundamentos de la dinámica económica y la construcción misma de la sociedad. Es lo que ha pasado en Cuba, en Venezuela y en mayor o menor grado en todos los proyectos socialistas”. Ocurrió si sigue amenazando profundizar el daño.
Finalmente, se advertía: “Con todo, el robo más grave ni siquiera son estos tres que se han expuesto, el gran robo es el “Futuro”. Un país que permite esto inmediatamente destruye las capacidades de creación y desarrollo.” Por eso, el problema de fondo era y sigue siendo esto que se afirmaba: “No es Petro lo que realmente preocupa, grave es el enorme número de ciudadanos insensatos que lo acompañan”.
Afortunadamente, el daño ha estado limitado por la incapacidad e ineptitud, la corrupción, y sobre todo la inviabilidad de las intervenciones que se propusieron y han hecho colapsar este gobierno. Nos queda en estos meses resistir desde las instituciones y la democracia.
El gabinete ministerial y su chat interno es una cueva de malandros que se irrespetan, maltratan, acusan, se señalan de criminales, se amenazan y se anuncian mutuamente de sus futuras condenas, capturas y estadías en la cárcel. En los diez meses que quedan de gobierno nada bueno podemos esperar.
El asunto fue que elegimos ser robados y lo hicieron. ¿Volveremos a elegir ser robados? El trío que se perfila como estandartes del petrismo es siniestro. Daniel Quintero saqueó Medellín. No es simplemente que ya esté imputado, es que hay un convencimiento de la ciudadanía del enorme daño que hizo. Le acompaña Roy Barreras, afortunadamente la mala imagen que registra en las encuestas da cuenta de que hay más conciencia social de su cuestionable trayectoria. Cepeda deberá explicar al país su relación con las Farc. El Pacto Histórico se degradó tan profundamente que ahora está pendiente de cuál, de tres de los personajes más oscuros de las últimas décadas, lleva su representación.
Entre tanto, el Gobierno apela al caos convocando delincuentes encubiertos de activistas sociales a salir en redadas de vandalismo y saqueo. Ahora lo hacen con la excusa de Gaza, luego lo harán con otra. Corresponde a las autoridades locales defender este país de esta oscura estrategia. A toda la ciudadanía, le corresponde volcarse a las urnas el 8 de marzo a defender la democracia eligiendo un nuevo Congreso.