Nadie le pide a Alexander Vega Rocha que haga frases. El país le pide que pruebe, con hechos, que el 29 de mayo próximo, es decir en menos de una semana, la elección presidencial será realmente libre y reflejará el voto exacto de los colombianos.
Sin embargo, a seis días de esa votación decisiva, el Registrador Nacional sigue imitando a los equilibristas de circo. Ayer le lanzó a los colombianos una advertencia: “Damos plenas garantías y tranquilidad” sobre la elección presidencial. Pero Vega fue incapaz de designar en qué consisten materialmente esas “garantías”. El utilizó el detestable método santista de decir: no he sido notificado, me acabo de enterar, sigan tranquilos porque yo lo digo. Y punto.
Vega Rocha no dijo nada ayer, en realidad. Por ejemplo, no dijo si las mesas de votación del 29 de mayo tendrán 39.840 jurados petristas, en desproporción escandalosa con los jurados de los otros candidatos, como la hubo, con la complicidad del Registrador, en las elecciones legislativas del 13 de marzo, donde los operadores petristas, abusando de su calidad de jurados, pudieron votar dos y más veces, y pudieron escribir las cifras que se les antojó en los formularios oficiales de ese día, con los resultados que sabemos: 390.152 votos más, en la noche y sin soporte jurídico ni material alguno a los ya atribuidos al Pacto Histórico en el preconteo.
Vega señaló por otra parte que la Registraduría ha realizado unos “simulacro de preconteo” y que éstos fueron “exitosos”. Pero no dio detalle alguno sobre los tales “simulacros”, ni indicó si hubo testigos imparciales de esas operaciones que puedan describir eventualmente, de manera independiente, en qué consistieron esos “simulacros”, qué papel jugaron en eso los softwares de INDRA y los de la Registraduría, quien controló la transmisión, el origen, la recepción y el análisis de los datos, etc. Una vez más, Vega Rocha logró que la prensa complaciente tragara entero, no preguntara nada y, sobre todo, no se impusiera el deber ético de verificar si lo que decía ese funcionario coincide o no con la realidad.
Conclusión: la incertidumbre sigue viva respecto de lo que el petrismo prepara para el 29 de mayo.
Sobre el asunto tan espinoso del software de escrutinios que la Registraduría dice haberle comprado a INDRA, empresa española que está bajo el control del gobierno socialista de Pedro Sánchez y que utiliza una tecnología incierta (por eso fracasó su intento de realizar negocios en Filipinas, por ejemplo), Vega Rocha indicó que el Consejo Nacional Electoral “ya seleccionó la firma que realizará la autoría en los comicios presidenciales”, y que el nombre de esa firma solo la conocerá el país la semana entrante.
La pregunta es: ¿cómo esa firma, en ese corto lapso de tiempo, podrá realizar previamente la auditoria de ese software? El examen detallado de las líneas de programación de los computadores y verificar si ese sistema puede sufrir interferencias o hackeos desde el interior y el exterior –tareas complicadas que exigen la participación de técnicos altamente calificados–, tomarán varios días, mientras que solo quedan 144 horas antes del 29 de mayo.
“Tengan en cuenta que la auditoría que pidieron los partidos y el Consejo Nacional Electoral, recae para todo el proceso electoral”, afirmó Vega. La frase es enigmática. ¿Qué quiso decir? ¿Que la firma hará esa auditoria al mismo tiempo que la votación (Vega dijo que se haría “en los comicios presidenciales”)? ¿O que la hará después del día electoral?
El Registrador ofreció ayer una nueva cortina de humo.
Los que criticamos la privatización de la Registraduría, sobre todo en materia electoral y de identificación de la ciudadanía, y los que denunciamos los manejos irregulares de Alexander Vega durante el preconteo y escrutinio de la elección legislativa, con efectos teatrales en favor del Pacto Histórico, nos preguntamos: ¿cómo tener confianza en la Registraduría cuando ese equipo no ha respondido a ninguna de las objeciones presentadas por dos expresidentes, Pastrana y Uribe, varios congresistas, muchos periodistas y otros actores de la sociedad civil?
Las preguntas de éstos sobre la reunión del 4 de febrero pasado en España entre Gustavo Petro y dos directivos de INDRA no han merecido una sola respuesta de Vega, ni del CNE, ni del gobierno. Sin embargo, esa reunión es un hecho: fue organizada por la Fundación EuroAmérica y a ella asistieron, entre otros, Juan Pedro Rodríguez Veiga, un alto directivo de INDRA, Cristina Ruíz Ortega, exconsejera Delegada de esa entidad, Gustavo Petro y dos de sus consejeros en España y Xavier Vendrell, ex militante del grupo extremista Terra Lliure y asesor de Petro.
En vista de eso, la senadora María Fernanda Cabal reiteró el llamado a la Procuradora colombiana, Margarita Cabello, para que investigue con carácter urgente esos hechos pues hasta el momento éstos comprometen la pulcritud de la elección presidencial del domingo próximo.
La respuesta de Gustavo Petro fue la acostumbrada: colérico, trató de desviar la atención de su público hacia un misterioso “golpe” que querrían dar sus enemigos para “suspender” la elección del domingo. Según Petro no hay nada que investigar en la Registraduría. Y el ex terrorista sin piedad del M-19 que utilizó la ultra violencia contra los colombianos dijo: «Quieren es que estalle la violencia en Colombia para tener la excusa de perpetuar el actual gobierno por encima de la decisión popular». Pues él cree que la decisión popular será elegirlo a él, el político más desacreditado de Colombia, el candidato que ha dinamitado su propia aspiración con la amenaza de que va a destruir el país para cambiarlo y hacerlo renacer de las cenizas. Como en Venezuela.
En una votación no interferida, los colombianos elegirán la vida, la fraternidad y la prosperidad, representada por Federico Gutiérrez, y tirarán al arroyo la utopía moribunda del petrismo.
Por Eduardo Mackenzie, @eduardomackenz1, 22 de mayo de 2022.