Para denunciar la corrupción se requiere cumplir con unas mínimas condiciones: autoridad moral, una trayectoria intachable y principios inquebrantables. Quien carece de estas virtudes y, aun así, se atreve a lanzar acusaciones, actúa de mala fe y persigue fines oscuros. Por ello, es fundamental evaluar la calidad moral de quien denuncia.

Desde un comienzo de su mandato, Gustavo Petro y aliados suyos han recurrido a la peligrosa estrategia de utilizar el espejo retrovisor, agravada por la infamia de acusar a sus predecesores con falsedades. Usan “cortinas de humo” para ocultar sus fracasos, la falta de logros y, sobre todo, los continuos escándalos de corrupción que estallan semanalmente. Han sido incapaces de gobernar.

Por su comportamiento cabe resaltar las palabras de Gustavo Bolívar, quien el 24 de junio de 2021 escribió en su cuenta de Twitter: “Si se postulan para gobernar una ciudad, un departamento o un país, sabiendo que están llenos de problemas (…) dedíquense a ejecutar, no a culpar de todo al anterior mandatario. O no se postulen. No sean mediocres”. Según Bolívar: son mediocres.

Recientemente, en medio del paro de transportadores que paralizaba al país, Petro interrumpió la programación televisiva con una de sus tantas “alocuciones presidenciales”. Pero no ofreció soluciones al conflicto, sino que leyó un documento diplomático confidencial confiado al Estado colombiano, para denunciar un supuesto movimiento irregular de dinero en efectivo en 2021, destinado a la compra del software ‘Pegasus’, para interceptar comunicaciones. Según Petro, la Dirección de Inteligencia de la Policía, durante el gobierno de Iván Duque, habría trasladado a Israel 11 millones de dólares en vuelos secretos para dicha compra.

La respuesta a esta inverosímil acusación la dio su propio gobierno: tanto el Ministerio de Defensa como la Policía y la Dirección Nacional de Inteligencia, negaron tener cualquier evidencia sobre la adquisición de ‘Pegasus’. No obstante, Petro, consiguió que su aliado, el dictador Maduro, lanzara insultos contra el expresidente Duque, afirmando que la historia de ‘Pegasus’ era cierta, entre otras locuras. El propósito de esta cortina de humo es claro: incendiar el país. Y en esta maniobra, Petro encontró un cómplice en el Congreso: el cuestionado senador Antonio Correa, quien, “confirmó” la existencia del software y acusó a generales de la Fuerza Pública del gobierno de Duque.

Además de su contribución a la farsa de ‘Pegasus’, Correa fue autor de otra infamia: afirmó que durante la pandemia, también bajo el gobierno Duque, “se despilfarraron 100 billones de pesos en la UNGRD”. Petro, replicó la demencial afirmación en su cuenta de X. Ante semejante desatino, Víctor Muñoz, exdirector del DAPRE, aclaró que, para enfrentar aquella crisis, la UNGRD gestionó menos de 9 billones de pesos.

Para determinar la calidad del denunciante vale la pena recordar que, en 2018, el propio Gustavo Petro señaló a Antonio Correa de pertenecer al clan de alias “La Gata”, tras haber recibido apoyo electoral de sus hijos. Además, Correa enfrenta actualmente un proceso en la Corte Suprema de Justicia por concierto para delinquir agravado, concusión, tráfico de influencias e interés indebido en celebración de contratos, relacionados con el escándalo de corrupción conocido como “mermelada tóxica”. Está jugando con candela.

Queda claro que Petro busca incendiar el país. Entre tanto, los grupos terroristas expanden su control territorial; la corrupción y el derroche devoran el presupuesto; los medicamentos escasean; el gas se agota; y, Ecopetrol avanza hacia la quiebra, entre otros desastres.

@ernestomaciast

 

https://www.elnuevosiglo.com.co/columnistas/jugando-con-candela-2

Compartir:

WhatsApp
Facebook
Twitter
Telegram
Email

Esto se cerrará en 0 segundos