El multimillonario gasto que Daniel Quintero hizo en el Hospital de la 80 y que no le quedará a la ciudad

Con bombos y platillos, el alcalde de Medlellín, Daniel Quintero, anunciaba que había llegado a un acuerdo con los dueños del hoy llamado transitoriamente, el Hospital General de la 80, en el occidente de la ciudad, antes llamada Clínica SaludCoop; en el que se haría una especie de pabellón exclusivo para enfermos de Covid-19 durante la pandemia.

Era para entonces, el 29 de marzo y con ello, daba cuenta en que la ciudad tendría 170 nuevas camas de UCI para atender el proyectado pico de la pandemia. Todo estaba enmarcado en las medidas de contingencia, cuando Quintero posaba de haber puesto a la ciudad, como ejemplo mundial, en una retórica que muy pronto quedó en evidencia.

Quintero, se llenaba de orgullo y lo transmitía así a los ciudadanos, quienes en verdad se creyeron la maravilla que se anunciaba, mas cuando el alcalde subrayaba que la Clínica SaludCoop, abandonada por la crisis de la EPS, había sido “prestada sin costo alguno para la ciudad” y que en ella se tendría un excelente espacio que pondría a Medellín en la mejor dotada para enfrentar la pandemia.

Pero el mito creado por el Alcalde Quintero, terminaría desmoronándose prontamente, como lo ha puesto en evidencia el Concejal de la oposición en el Concejo, Alfredo Ramos, quien en un juicioso seguimiento, ha expuesto la multimillonaria inversión que terminará en despilfarro y en un “favorcito” de haber reparado la clínica para sus antiguos dueños, sin que la inversión hecha, le quede a la ciudad.

Lo primero que hay que recordar, es que para el mes de abril, unas semanas antes del anuncio del acuerdo hecho por Quintero, ya se comenzaba en habilitar las instalaciones de la clínica. Se venía pensando en si era mejor crear un hospital de campaña provisional en las instalaciones de Plaza Mayor o llegar a un acuerdo para habilitar un espacio hospitalario que ya tenía todo lo necesario en infraestructura y al que solo había que ponerle “pinturita”.

SaludCoop, por su parte, venía de una intensa crisis por los malos manejos que la llevarían a su liquidación y como tal, el acuerdo se tendría que hacer con la figura liquidadora de la EPS. Vencidos los contratiempos, se habló de hacer un contrato en Comodato a Favor de Entidad Pública, en este caso, la Secretaría de Salud del Municipio, quien recibiría la clínica por un período de tiempo.

SaludCoop, previo a la propuesta del alcalde Quintero, buscaba desesperadamente vender el edificio sin encontrar comprador alguno por el momento. Fue así como para la entidad, que Daniel Quintero estuviera dispuesto a invertir en adecuarlo, era más que una oferta, una oportunidad que no podría dejar de pasar, aunque no le fuera pagado ningún canon de alquiler.

Y es que el contrato, tenía como elementos, que la Secretaría de Salud, invertiría lo necesario en habilitar la edificación para ponerla en funcionamiento y haría las mejoras necesarias para poder establecer allí su “jardín de UCIs” durante la pandemia. Es así como se produce el anuncio del Alcalde, con una noticia, a todas luces excelente, de no ser por lo que se le ocultó a la ciudad y de las mentiras que contenía la noticia.

Según el concejal Ramos, Quintero manifestó que tomar la clínica no costaría un centavo, cosa que no fue cierta. Para poder ponerla en funcionamiento, la administración municipal debió gastar $13.102.000.000 millones de pesos, que fue el costo del convenios interadministrativo que se hizon con la Empresa de Desarrollo Urbano EDU, para realizar las adecuaciones físicas. A esto, habría que sumarle la compra de más de $3.000.000.000, de pesos mas en cableado, mas la “pinturita”.

A eso, había que sumarle el costo de la dotación hospitalaria, equipos médicos, medicamentos y por supuesto el personal. Si los lectores no recuerdan, para que el centro pudiera funcionar, se debió adquirir una gigantesca planta eléctrica que tardó en llegar y que retrasó la puesta en marcha del ambicioso proyecto del Alcalde en la Clínica SaludCoop de la 80.

Pero las irregularidades apenas comenzarían a conocerse. La primera de todas, fue el encarecimiento de las obras contratadas a la EDU, que alcanzó los $591.432.422  lo que es un cobrecosto de casi 5% más, y que como explica Ramos, “con la emergencia se podría contratar infraestructura hospitalaria de manera directa por parte de Secretaría de Salud”, costando menos y ahorrando plata a la ciudad. Pero las cosas no quedan ahí. Para desarrollar las obras de infraestructura, se invirtieron $7.096.896.154 de pesos y la por la  interventoría, $549.210.017 más y la administración del proyecto como parte de costos indirectos.

Otro de los aspectos inexplicables, es la contratación de empresas y personal traído de Bogotá, para que realizara las obras físicas y de adecuación, como si en Medellín no existieran empresas ni personal calificado de la construcción para hacerlo.

Según la denuncia que hace Alfredo Ramos, el contratista bogotano, no tiene experiencia en la ciudad, no conoce la ciudad y los contratos que ha sostenido en Bogotá con el Estado, han sido objeto de sobrecostos, adendas y anexos que han generado adiciones presupuestales sospechosas. A este contratista, se le entregó “a dedo” el multimillonario contrato, para que lo finalice a mediados del mes de octubre.

Este último dato es mucho mas alarmante. La obra contratada que en total supera los 23 mil millones de pesos sumando contratos, convenio interadministrativo con la EDU, compra de materiales de adecuación, equipo hospitalario, interventoría, dotación, cableado y hasta la pinturita; se hizo para un hospital que se debe devolver a los propietarios el 25 de noviembre. Es decir, la obra de adecuación termina el para la mitad de octubre y el edificio hay que desocuparlo en noviembre, un mes después de finalizada la obra.

Lo peor es que, según el contrato firmado con SaludCoop en liquidación, no se reconocen las obras de mejora ni las inversiones en la estructura física, lo que significa que el dinero gastado no se recupera y por el contrario, le deja a SaludCoop, una estructura en condiciones para la venta, luego de haber estado abandonado y con tales niveles de deterioro, que no se había podido vender.

Este rosarios de irregularidades, generaron en el concejal Ramos, una serie de preguntas que deberán ser respondidas por Daniel Quintero, en aras de la transparencia que profesa; como por ejemplo;

¿Por qué se escogen a dedo contratistas bogotanos para las obras de adecuación por $7.096.896.154 y la interventoría por $549.210.017? ¿Acaso no existen contratistas de Medellín que pudieran hacerlo, en momentos difíciles para la economía local?

¿Por qué no se hizo estudio de mercado para la contratación a dedo de las obras de adecuación y la interventoría, a pesar de que el contrato de comodato se había firmado desde el 26 de marzo y se contaba con tiempo suficiente para determinar costos básicos del mismo?

¿Por qué se hizo un anticipo del 50% del contrato de obras de adecuación, que está prohibido por ley, por un valor de $3.548.448.077, disfrazándolo de compra de aires acondicionados?

¿Por qué no se paga el 50% restante del contrato de obras de adecuación cuando se entregue a satisfacción el contrato, como se hace en todos los contratos, sino que se pagará cada semana de acuerdo con lo avanzado en las obras?

Si se hacen donaciones a la clínica, ¿por qué no se menciona que esas donaciones beneficiarán al contratista de la adecuación de la obra, que las recibe, pero no tiene que incluirlas dentro del valor del contrato?

A todas estas preguntas y otras mas que surgen, se enfatiza en una que parte de la reflexión lógica sobre el precio en que SalduCoop estaba vendiendo la edificación. Este precio era, antes del Covid, en en algo mas de 90 mil millones de pesos, lo que con las mejoras, podrá incrementar su precio. Ahora, la pregunta es si ya que la Alcaldía de Daniel Quintero, estará pensando en comprarla ya que tiene además adecuado y dotado el que llama Hospital General de la 80?. De ser así, cuanto estaría dispuesto a pagar por ella?. Será que existe ya un negociado no revelado a la ciudad para ello?.

Las preguntas en este sentido surgen teniendo en cuenta el plan de expansión del Hospital General en los cuatro puntos cardinales de la ciudad, en este sentido, se convertiría, entonces, el de la 80 en el del Occcidente, mientras se definen el Hospital General del Norte y el Sur?

Por fuera de las preguntas, queda otro elemento mas en el aire y es el famoso “jardín de UCIs” prometido. Las 170 camas que nunca entraron en funcionamiento y que al momento, han sido convertidas en un gran centro de atención como Unidades para Asistencia Respiratoria Especial, No Covid. Es decir, que el anuncio de marzo nunca se hizo realidad y la multimillonaria inversión hecha para crear el centro mas grande de UCIs de la ciudad, nunca se concretó. Es decir, el dinero se utilizó en la creación de unas unidades diferentes a las planteadas en medio de la pandemia, utilizando los dineros de la pandemia. Así pues, se atienden pacientes con enfermedades respiratorias no relacionadas al Covid.

Le tocará a los organismos de control, entrar a investigar todo lo anterior, en el marco de las irregularidades evidenciadas y de las preguntas sin responder. Se explica con todo este panorama, porqué nunca la administración municipal, permitió el ingreso de periodistas al Hospital General de la 80: porque nunca hubo nada.

IFM Noticias, 22/09/2020

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