La jugadita de Gregorio Eljach


El país no se ha dado cuenta de que el presidente Gustavo Petro, con gran habilidad, está a punto de quedarse con los órganos de control del Estado. Ya tiene la Defensoría. Ya la Fiscalía. El Contralor le marcha. Y está al borde de quedarse con la Procuraduría, porque en una hábil y muy politiquera jugadita ternó al por tres períodos secretario del Senado, Gregorio Eljach, como su candidato al cargo. Y no tiene pierde.
‘La U’, el Partido Conservador, el Liberal y el Pacto Histórico anunciaron su voto. Suficiente. El secretario del Senado goza del aprecio general, porque es él quien reparte los carros, las oficinas, emite las certificaciones que van necesitando los congresistas en cuestión de ausencias, sentido del voto, etc. No tendrá que hacer ni un solo desayuno en el hotel de La Ópera para ser elegido. Pero su hoja de vida, cuya experiencia es la de haber sido por tres períodos subalterno en labores secretariales, adicionales a una carrera de 20 años en el Congreso en carguitos, deja mucho que desear para manejar el Ministerio Público de un país, méritos que en cambio tienen de sobra los otros dos contrincantes, el exministro Luis Felipe Henao y el exsenador Germán Varón Cotrino; ambos son cercanos a Germán Vargas Lleras, el último distanciado de él en la actualidad por una diferencia menor. Qué lástima que estas dos opciones no parezcan tener chance en esta contienda.
La misión del procurador Gregorio, a quien en este caso no hay que preguntarle, como en ‘Misión imposible’, si decide aceptarla, se compone de cuatro submisiones.
La 1, que el Consejo Nacional Electoral (dicen que a través de su amiga, la presidenta Maritza Martínez) no vaya a fallar confirmando la violación de topes de la campaña Petro, lo cual perjudicaría mucho su ya maltrecha imagen relacionada con la corrupción.
La 2, ayudar a pasar la agenda del Gobierno en el Congreso, porque se considera en Palacio que el ministro del Interior, Cristo, hábil en otras faenas (¿Eljach?), ha fallado hasta ahora en esa tarea: andan varadas todas las reformas.
La 3, influir en las ternas que corresponden al Consejo de Estado y a la Corte Suprema para surtir el cargo de dos nuevos magistrados de la Corte Constitucional cuyo período se vence. Petro tiene el cupo directo de un tercero, cuando se venza el de la magistrada Cristina Pardo, impulsada por el entonces presidente Santos. No es sino lograr que en la convocatoria abierta de donde surgirán los nombres para elaborar las ternas haya un puñado de proclives petristas, porque, con un buen puntaje, seguro algunos serán ternados.
Ahora: la Corte atraviesa por un mal momento con Petro. No le perdonan lo de haberse referido a su presidente como un “negro conservador”. No fueron, en protesta, a la posesión de la magistrada Expósito, elegida por su propia Sala Plena para el Consejo Superior de la Judicatura. Cuentan, además, que el presidente del Senado, Fincho Cepeda, se le comprometió a la Corte a no apoyar al candidato presidencial. Pero ya los conservadores le anunciaron su apoyo. ¿Ajá? Aunque principalmente la Corte se siente traicionada con la elección de Eljach como candidato de Petro, porque en la convocatoria abierta que hizo la entidad, obtuvo cero votos. Eso al Presidente no le importó ni pío. En la Corte se ha escuchado un comentario: “La última vez que un presidente (Uribe) peleó con la Corte Suprema, 48 congresistas terminaron en la cárcel”. Y aquí están pendientes las investigaciones gravísimas por los robos bajo este gobierno en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y el Fondo Nacional del Ahorro, para no ir más lejos.
La 4 será desmantelar la Procuraduría, para que se asemeje a la que quiere Petro, que es sin funciones disciplinarias contra funcionarios de elección popular, de manera que ni gobernadores, alcaldes, concejales, diputados o personeros corruptos puedan ser suspendidos o incluso destituidos de sus cargos. Eljach, por lo tanto, podría ser el último procurador de nuestra historia.
Ahora. El Congreso, si no por principios, por estética, debió convocar a los tres candidatos para escucharlos. Sobre Varón y Henao no ha tenido la cortesía de averiguar cómo sería su gestión a cargo del Ministerio Público. ¿Para qué si Eljach ya está elegido?
¿Y qué es lo peor que puede sucedernos? Que elegido el candidato que complace al Congreso; con Petro empoderado de los organismos de control; pero, sobre todo, con una eventual mayoría en la Corte Constitucional, al Presidente le dé, en una de estas, por suspender o aplazar las elecciones, a lo que no existiría ningún organismo que se le oponga, comenzando por el premiado Congreso.
Suena todo muy apocalíptico. Pero, para decir la verdad, la jugadita de Eljach resultó un gran triunfo de Petro y una gran derrota para el país.
MARÍA ISABEL RUEDA

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