La propaganda castrista ha hecho creer a propios y extraños que el racionamiento impuesto para controlar la especulación ha permitido que los cubanos coman todos los días.
Naciones Unidas a través del Programa Mundial de Alimentos certificaba hace unos días que los cubanos pasan hambre. La causa es la política monetaria del Gobierno, sumada a las famosas libretas de racionamiento que no permiten que los cubanos ingieran las proteínas diarias que un ser humano necesita para estar debidamente alimentado.
La propaganda castrista ha hecho creer a propios y extraños que el racionamiento impuesto para controlar la especulación ha permitido que los cubanos coman todos los días. La realidad, como sucede con la supuesta flamante educación y sanidad públicas cubanas, es otra. El sector estatal en Cuba no solo está sobredimensionado, sino que es total. La aparente liberalización de pequeñas empresas, especialmente en materia alimentaria, no ha hecho más que aumentar la voracidad del Estado sobre las divisas que proceden del extranjero. Mientras tanto o a pesar de tanto, el pueblo cubano pasa hambre.