¡Lean mis labios: es la corrupción!

Lo más triste de esta historia es que Petro gritó a los cuatro vientos que los corruptos no tienen cupo en su gobierno, pero lo primero que hace es elegir como presidente de ISA a Jorge Andrés Carrillo.

George Bush, en la convención de su partido de 1988, pronunció aquella frase que se hizo famosa: “Lean mis labios, no habrá nuevos impuestos”. Por esa promesa, en parte, fue elegido Presidente, pero también, luego de que su gobierno creó nuevos impuestos, esa misma frase se convirtió en el caballito de batalla de los demócratas para derrotarlo, con Bill Clinton, en 1992.

Hoy se podría decir algo parecido para analizar la encuesta publicada por Invamer que, a mitad de gobierno de Gustavo Petro, no solo muestra una recaída de la popularidad del mandatario, sino y sobre todo un desencanto con la figura del Presidente de sectores en donde solían estar sus feudos electorales.

Así como a Bush los estadounidenses no le perdonaron la incoherencia, el hacer una promesa con tanta vehemencia y no cumplirla, a Gustavo Petro también le pueden estar pasando cuenta de cobro por la incongruencia entre lo que prometió y lo que en realidad está haciendo su gobierno.

En particular en un tema crucial: la corrupción. Petro construyó su carrera política señalando sin contemplaciones a quienes él consideraba corruptos, de suerte que ahora, cuando su gobierno parece naufragar en un mar de denuncias de corrupción, hasta sus más devotos empiezan a dudar.

Entre los jóvenes de 25 a 34 años, por ejemplo, se volteó totalmente la torta: mientras en agosto de 2022 el 67% de los colombianos en ese grupo de edad estaban felices con Petro, ahora es todo lo contrario, el mismo 67% de jóvenes entre 25 a 34 años desaprueban al Presidente. Los jóvenes, que le compraron a Petro el discurso del cambio, y de la no corrupción, se están desencantando.

Gustavo Petro, de alguna manera, parece estar repitiendo la historia del presidente Ernesto Samper, al que le estalló en la cara el escándalo del Proceso 8000 y desde entonces poco pudo hacer para gobernar. Se la pasaba viendo a ver cómo lidiaba con la opinión pública, qué estrategias utilizar, no para que el país estuviera mejor sino para él poder sostenerse.

El problema de corrupción en el gobierno es hoy tan extendido que hasta Petro salió a reconocerlo: la corrupción, dijo, “ha logrado permear a nuestra sociedad y nuestras instituciones. A nosotros en el Gobierno nos ha permeado, no tanto como dice la prensa”. Lamentablemente presidente no ha sido la prensa la que ha denunciado los peores escándalos sino su familia, sus amigos y sus propios funcionarios.

Su propio hijo, Nicolás Petro, denunció corrupción en la financiación de la campaña. Armando Benedetti, el que fue su jefe de campaña, ratificó la entrada de dineros por vías no legales a la campaña en los audios que filtró a los medios. El saqueo de la Unidad de Riesgos, en el que políticos se quedaron con la plata que debía ir a saciar la sed de los niños de la Guajira, lo denunciaron los propios funcionarios elegidos por Petro.

Y la lista de denuncias ha ido creciendo sobre todo en los últimos dos meses. Apareció el caso de los catalanes, Xavier Vendrell y Manuel Grau, que estarían usando la amistad con la familia Petro no solo para tener la nacionalidad exprés, sino para hacer negocios según las evidencias publicadas.

Está también el caso de Ecopetrol, que tiene varios frentes abiertos, cada uno más preocupante que el otro, el más reciente una investigación según la cual dos empresas que estarían ligadas a la pareja del presidente de Ecopetrol habrían sido beneficiadas con la venta de energía de Urrá.

Alrededor del gobierno gravitan varios clanes del mundo de la contratación: el de Euclides Torres, del cual ya tanto se ha hablado en materia de salud y del contrato del Fondo de Energías no Convencionales; el de los catalanes con sus movidas inmobiliarias, su interés en las filiales de ISA y sus incursiones en los negocios de los llanos; y en los últimos meses empieza a hablarse de la influencia de Danilo Romero, quien ha apoyado financieramente a Petro en sus aventuras políticas.

A Gustavo Petro se le ha reconocido por ser un hábil orador, sin embargo, en la medida en que se hacen evidentes las incongruencias entre su discurso y lo que en realidad hace su gobierno, para una población cada día más grande va socavando su credibilidad y sus palabras lucen vacías.

Lo más dramático para el país, lo más triste de esta historia, es que luego de que Petro gritara a los cuatro vientos que los corruptos no tienen cupo en su gobierno, lo primero que hace es elegir como presidente de ISA a Jorge Andrés Carrillo del cual se han presentado diversas evidencias sobre su posible corrupción cuando estuvo de gerente de EPM. Hasta una empresa de papel, con el guiño de Carrillo, iba a construir un gasoducto de 1,6 billones de pesos. Petro les exigió a sus delegados en Ecopetrol que fuera Carrillo el elegido.

Presidente, la gente no es boba.

 

1/09/2024 | El Colombiano | Editorial

https://.lalinternaazul2.wordpress.com/2024/09/02/lean-mis-labios-es-la-corrupcion/

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