En ocasiones la ignorancia puede ser excusable, pues, si no se cuenta con la información necesaria, caer en el error puede ser inevitable. Lo que no es justificable es estar informado de un suceso no deseado y permitir que ocurra por pura ingenuidad.
Es lo que le ocurre a la sociedad colombiana. Conocemos hasta la saciedad el malévolo propósito de la izquierda totalitaria de emplear todas las formas de lucha, lícitas e ilícitas, para tomarse el poder y convertir a Colombia en un estado socialista, al estilo de Venezuela o Nicaragua. Pero nada hacemos por impedirlo, a pesar de que es un hecho ya programado para el 2022. Por el contrario, nos inventamos excusas para no actuar.
Que no es conveniente “polarizar” al país.
Que debemos cumplir el acuerdo de “paz” (aunque la contraparte no cumpla con sus compromisos).
Que aquí nunca pasa nada y el comunismo no llegará (como pensaban los venezolanos antes de Chávez).
Que no se puede fumigar la coca, ni extraditar a los capos, ni bombardear campamentos, ni encarcelar guerrilleros que han violado menores, ni solicitar la extradición de los bandidos que protege la dictadura cubana, porque somos muy “demócratas”.
Que hay que cumplir las sentencias de unas cortes que actúan por odio a Uribe y sus amigos, o por gratitud con su patrocinador J.M. Santos, o por su prurito de blindar el narcotráfico y proteger a los narco-guerrilleros.
Que hay que sacar por la puerta de atrás a unos militares porque una revista soro-santista los acusó de hacer “perfilamientos” de ciudadanos (¿qué será eso?).Desafortunada decisión del Ministro de Defensa…
Que no se puede hablar de incumplimiento de los acuerdos por parte de las FARC, pues los únicos que pueden determinarlo son sus amigos de la JEP (¿Dónde se ha visto mayor ingenuidad?). Y esto lo dice un consejero de la Presidencia….
Si por el país llueve, por Medellín no escampa. Un alcalde de marcada orientación socialista se toma el poder, gracias a la egoísta actitud de los candidatos de centro-derecha, que antepusieron sus personales aspiraciones al bien común. Invade la ciudad con amigotes políticos de fuera, toma por asalto a EPM sin consentimiento de su Junta Directiva, compra la conciencia de los concejales para que le aprueben sus proyectos de burocratización del Municipio, adjudica contratos a firmas desconocidas de sus amigos, interfiere con las Juntas de Ruta N y del Olaya Herrera y coloca a EPM en estado de extremo riesgo con una inconsulta demanda y un manejo dictatorial de la entidad.
De inmediato la ciudadanía reaccionó pidiendo que desde ahora comience a organizarse la revocatoria del mandato del alcalde, que sólo podrá ser solicitada en enero del año entrante. Es un derecho de todo ciudadano, otorgado por la Constitución.
Vuelve y juega la ingenuidad. Se empieza a hablar de la “polarización”, del diálogo, y de las respetuosas solicitudes, olvidando que ese lenguaje no lo entiende la izquierda. Y menos cuando ya está instalada en el poder. A las buenas maneras de la Veeduría y del comité cívico de dirigentes, respondió “Pinturita” que ahora sí, en gracia de discusión, se va a aplicar el gobierno corporativo, pero con una junta de bolsillo, no con la Junta de expertos en finanzas y en el sector energético que requiere esta crítica coyuntura. El Gerente dijo que no se va. Los infiltrados carentes de méritos se quedan dentro de EPM, y las denuncias del Sindicato de Profesionales de EPM acumularán polvo en el cajón del olvido. Ya aprendimos a dar papaya, qué pesar.
Luis Alfonso García Carmona, Presidente de Alianza Reconstrucción Colombia