Reflexionar, decidir y actuar

Creo no equivocarme si pienso que la complejidad de nuestra situación y la desesperación de quienes padecemos las infames consecuencias del actual régimen de desgobierno nos pueden impedir la selección del mejor camino para escapar de la crisis.

Por ello invito a mis compatriotas a tomar conciencia sobre algunos aspectos que pueden ser decisivos en esta angustiosa coyuntura.

Primero.- Ha entendido la sabiduría popular que, utilizando los mecanismos consagrados en la Constitución (art.109) debemos proceder a reclamar la separación del guerrillero-presidente del cargo de Presidente que espuriamente ocupa, en compañía de la Vicepresidente elegida con la misma fórmula y los mismos dineros que excedieron los topes establecidos por la Ley. No entendemos por qué quienes dirigen los partidos y grupos que se dicen “”de oposición” han apoyado al guerrillero-presidente para que continúe causando daños al país hasta el último día de su mandato, y se han abstenido de respaldar la demanda por indignidad que se tramita en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes.

Ante esa actitud lejana de la realidad y del sentir de las gentes, sólo nos resta que esa sabiduría popular que ahora grita en los estadios “Fuera, Petro”, se convierta en una fuerza organizada e incontenible que presione a los congresistas “enmermelados” para que cumplan con su deber de tramitar el proceso, dentro de los términos legales y con arreglo al material probatorio allegado, hasta pronunciarse sobre la acusación solicitada.

Segundo.– Un peligro mayor, que muchos han pretendido ignorar de manera irresponsable, es el propósito confesado por el mismo sátrapa de continuar en el poder, aún después de su mandato. No lo han ocultado sus aliados en el Congreso, que ya presentaron una propuesta de prolongar el período presidencial. En esa misma línea, procedió el gobierno a eliminar del presupuesto la partida del Consejo Nacional Electoral para la realización de las elecciones, o las manifestaciones del sátrapa en el sentido de que cuatro años no son suficientes para solucionar los problemas del país. No representa la Constitución un obstáculo que su falta de principios y su talante revolucionario y criminal no pueda vencer. Ya ha afirmado que para él no son importantes las formalidades, y que irá hasta donde el pueblo lo señale. ¿A cuál pueblo se refiere? No creo, sinceramente, que la mayoría de colombianos estén empeñados en una locura revolucionaria. Tal vez los narcotraficantes, guerrilleros y vándalos que lo acompañan podrán compartir esta demencial propuesta.

Tiene previsto dentro de su maquiavélico plan de acción apelar al autogolpe de estado, para lo cual viene propiciando el caos del orden público en todo el territorio nacional: Ya el 70% del país, equivalente a 809 municipios, está en manos de los grupos ilegales armados. Complementa esta acción depredadora con el irresponsable manejo de las relaciones con nuestro principal aliado y socio comercial, Estados Unidos, para que al caos de la inseguridad se sume el bloqueo económico, y justificar así la toma absoluta de los poderes públicos.

Distraemos nuestra atención en las aspiraciones de un montón de precandidatos a la Presidencia, sin saber a ciencia cierta si habrá proceso electoral o seguiremos bajo las garras del tirano. Pensemos y tomemos conciencia de lo que puede suceder.

Tercero.- Aún en el hipotético caso de que hubiere elecciones, no existe un solo aspirante con las fortalezas de Petro o del que éste señale: Cuenta con todo el presupuesto nacional que, como estanos presenciando, está en manos de los principales alfiles del dictador. A esta fuente de financiación, súmesele las contribuciones de contratistas corruptos, narcotraficantes agradecidos, guerrillas que manejan el negocio más rentable de la tierra y aliados de la izquierda internacional. Esto, Para lo que no lo recuerdan, esto es de capital importancia en un país donde la mayor parte de las urnas se nutren con votos comprados.

El dominio del 70% del país por los grupos ilegales de izquierda, se convierte en otro instrumento al alcance de Petro para obtener multitud de votos mediante la coacción armada.

Cuenta —además— el guerrillero-presidente con los instrumentos digitales para ganar elecciones cuando le plazca. Veamos lo que denuncia el columnista Víctor Muñoz, experto en la materia, en Portafolio:

“La magnitud de este desafío no puede subestimarse. Según Statista, Colombia cuenta con más de 38 millones de usuarios en redes sociales, una audiencia que, en promedio, dedica cuatro horas diarias al consumo de contenido digital.

Facebook, Instagram, TikTok, X y WhatsApp dominan el ecosistema. Lo alarmante hoy es que el tráfico y la discusión política en estas plataformas están siendo monopolizados por un ejército de influenciadores y activistas afines al gobierno. (……) Existen cuentas anónimas con cientos de miles de seguidores que replican las narrativas oficialistas, mientras que el aparato estatal ha consolidado un presupuesto de $385 mil millones anuales en medios públicos y una pauta de $100 mil millones para amplificar su mensaje.”

Demostró en las pasadas elecciones que es posible ganarlas comprando votos, violando los topes financieros, interviniendo en la compra de softwares para los escrutinios, manipulando a las autoridades electorales y cambiando los resultados en las urnas impunemente sin que hubiera una sola autoridad que se atreviera a ordenar un recuento de votos o la repetición de los comicios acusados de adulteración. ¿Quién garantiza que esta sarta de anomalías no se repetirá ahora que reúne en su entorno todo el poder para lograrlo?

Antes de embarcarnos en una inútil confrontación entre pares para luchar por la Presidencia, preguntémonos si realmente hay posibilidades de que se convoque a elecciones y, en el caso de que las hubiere, si estamos preparados para vencer al tirano y a su camarilla.

Cuarto.– Enriquezcamos nuestra propuesta a las masas, fatigadas de recibir sólo consignas negativas. Apartémonos de las viejas mañas politiqueras y propongamos a los colombianos un propósito nacional que nos una con un destino común, un sueño compartido, una esperanza de regeneración, después de esta infernal hecatombe. Ese propósito debe ser convertirnos en un “milagro económico” que nos permita cumplir con el Bien Común para todos los colombianos.

Bien está que sigamos denunciando las iniquidades del régimen actual: la tolerancia con la criminalidad y con la violencia, la promoción de la corrupción, la destrucción del sistema de salud, el desmoronamiento del sistema energético, a manera de ejemplo. Pero despertemos el patriotismo y el amor a la familia con objetivos de bienestar y prosperidad nunca antes soñados, que están a nuestro alcance.

Reflexionemos sobre estas incontrastables realidades antes de adoptar decisiones que afectarán a toda nuestra sociedad. Una vez que nos convenzamos de la mejor salida a nuestro endemoniado problema, actuemos de conformidad y luchemos con todas nuestras fuerzas por la recuperación de la nación y por la remoción de quienes fraudulentamente ejercen el poder.

3/03/2025 | Por: Luis Alfonso García Carmona

https://lalinternaazul2.wordpress.com/2025/03/03/reflexionar-decidir-y-actuar/

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