¿Será que un pésimo alcalde podría convertirse de la noche a la mañana en un buen Presidente?

La respuesta de expertos es que eso sería imposible. Sin embargo, muchas personas creen que a pesar de lo malo, siendo que Gustavo Petro es recordado como un deficiente administrador de Bogotá, que no pudo con la ciudad Capital, sea quien cambie el panorama político del país. Aquí explicamos por qué fue un mal Alcalde. 

POLÍTICA

Las personas que viven fuera de Bogotá desconocen lo que realmente pasó en la ciudad Capital cuando Gustavo Petro fue su alcalde. Empezando que cuando culminó su administración dejó una ciudad con una malla vial vuelta un desastre, llena de huecos.

Las razones, es que quiso improvisar con una máquina tapahuecos con la que aseguró que arreglaría las vías en tiempo record, ‘como por arte de magia’, sin embargo, nunca sirvió para nada y la realidad es que por este contrato María Gilma Gómez Sánchez, exdirectora de la Unidad de Mantenimiento Vial, fue condenada a pagar seis años y ocho meses de prisión por el mal uso de esos recursos públicos.

Por los inmensos huecos en las calles de la ciudad hubo hasta accidentes fatales, entre estos se recuerda la muerte de Luz Adriana Fajardo, de 31 años, que fue arrollada por un camión, porque el conductor intentó esquivar uno de los agujeros en una vía del sector de Kennedy y se le fue encima a la mujer que conducía una moto. Esto fue en febrero del 2014. De estas hay muchas historias de ese nefasto periodo.

Tal y como lo dijimos, esto es apenas para comenzar, porque Petro como todo candidato populista en su proselitismo para ganar votos prometió muchas cosas y ninguna cumplió. Aseguró que construiría un tranvía en año y medio, de eso no hubo ni los rieles.

Fue el protagonista de un gigante despilfarro económico, no se sabe si lo que hizo fue locura o ignorancia administrativa, la de comprar 278 carros recolectores de basura en Estados Unidos, en un mercado de chatarras y que acá –por supuesto–  no sirvieron para nada. En eso hubo el mal uso de 78.000 millones de pesos. Los camiones, unas chatarras, están hoy en un parqueadero a la salida de Chía, al norte de Bogotá. De estos se vendieron 78 por 3.600 millones, el resto de la plata se perdió.

Debido a estas improvisaciones hubo un caos con la recolección de las basuras en la ciudad, esto sumado a que les canceló los contratos a los operadores, porque supuestamente eran mafiosos, y debido a que en su improvisación no pudo buscarles reemplazo tuvo que volver a contratarlos pagándoles más de lo que se ganaban.

Es más, creó un programa denominado ‘Basura Cero’, lograr que de los desechos se rescatase lo reciclable, para devolverlos al ciclo productivo. Pero esto no ha servido de nada porque las toneladas de basura que llegan al botadero Doña Juana se aumentó notablemente.

Prometió que levantaría de las cenizas al Hospital San de Dios, otro de sus populistas caballos de batalla, proyecto en el que la administración de Petro invirtió 156.300 millones de pesos, en una propiedad que no era del Distrito sino de la Gobernación de Cundinamarca. Es más, primero arrendó el monumento arquitectónico por 9.000 millones de pesos y empezó a meterle plata mientras averiguaba quién era el dueño. Pero dejó todo así, sin terminar, sin que se vea la inversión.

 Sin embargo, en la administración siguiente, la de Enrique Peñalosa, se determinó que parte de la estructura había que demolerla. Una plata que quedó ahí, en el limbo, la que se pudo invertir para mejorar otros centros asistenciales de la ciudad y que hubiese sido de gran provecho en estos tiempos de pandemia.

Entre sus acciones populistas entregó a los recicladores de la ciudad, en un proceso de sustitución, unos 60 vehículos homologados para transporte de carga a cambio de los carros de mula o zorras, y hasta dinero por los caballos.

La gran mayoría de estos vehículos hoy están en los patios de Tránsito y de la Fiscalía como elemento de prueba en actos delincuenciales y otros fueron vendidos por sus tenedores a precios increíblemente bajos.

Ahora las principales vías de la ciudad están llenas de bicitaxis convertidos en zorras, cargadas de cartones y otros productos reciclables sin que sus conductores guarden las mínimas medidas de seguridad. Es decir, que este proyecto también fue un fracaso y le dejó otro problema  a Bogotá. Es que pudo ser de buenas intenciones, pero fue un ‘plan’ inconcluso, improvisado.

El tan mal recordado exalcalde de Bogotá, dejó un Sistema Integrado de Transporte (SITP) mal implementado, producto también de la improvisación, con buses viejos, a punto del chatarrizaje, que fueron pintados de azul y medio reparados, los que terminaron varados en las vías, armando el caos vehicular y provocando mortales accidentes: muchos de ellos se quedaron sin frenos llevándose por delante varias vidas.

Como si fuera poco les alargó el contrato a los operadores de las fases I y II de transporte masivo, TransMilenio, esto para que estos empresarios no compraran buses nuevos, como tenía que ser, y a cambio permitiera bajarle el precio al pasaje. Generó otro caos y más contaminación ¡Qué populista!  Pero para que siguieran operando con buses obsoletos por tres años, es que pasaban aceite, les pagó 1,9 billones de pesos. Otro despilfarro económico.

Petro prometió en campaña construir 1.000 jardines infantiles. Sin embargo, solo inauguró uno, que no cumple con las expectativas para el desarrollo de los niños, que es lo más importante.

Gustavo Petro hizo algo imposible de creer, en su búsqueda de los corruptos, cerró 170 comedores comunitarios que venían funcionando en la ciudad, que le daban alimento a 38.000 adultos mayores y niños de los estratos 1 y 2, porque su administración iba a implementar un plan mejor. No hizo nada y acabó con lo que había. Bueno o malo, era mucho lo que servía.

Petro, benefició a las mafias de la desaparecida ‘Calle del Bronx’, durante su administración aumentaron los toxicómanos en la ciudad, porque impidió que esta macabra zona, la más gigante ‘olla’ del mundo fuese intervenida. Prometió una intervención, apoyo sicosocial a los habitantes de la calle con algo que llamó ‘Bazuco Cero’, que consistía en Centro de Atención Médica a Drogodependientes.

Pero aumentaron los atracos a plena luz del día en el Centro de la ciudad, secuestros, desapariciones, prostitución infantil. Esa funesta ‘Calle del Bronx’ tuvo que ser intervenida por la siguiente administración. Petro se opuso, ‘con espada en mano’ a que esto ocurriese.

Conclusión, con este desfavorable historial será posible convertir a este improvisador y mal administrador en un buen presidente. Ustedes qué opinan. Dejen sus comentarios.

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