Presidente Duque, ejerza plena autoridad contra la anarquía. Carta completa

Excelentísimo Doctor
Iván Duque Márquez
Presidente de la República
Santafé de Bogotá

Conmovidos aún por los despiadados ataques de las turbas comandadas por la extrema izquierda iniciados ayer contra una sociedad inerme, atemorizada y refugiada en sus hogares, nos permitimos manifestarle:

Primero.- Como Jefe del Estado es su deber fundamental garantizar la vida, la integridad personal y los bienes de los ciudadanos, velar por el mantenimiento del orden público para que sus gobernados puedan ejercer libre y tranquilamente sus actividades, y evitar que – bajo el pretexto de una pretendida protesta social – se destruyan los bienes públicos y privados que tanto esfuerzo y recursos económicos nos han costado.

Las calles de las principales ciudades colombianas quedaron desde ayer en poder de miles de vándalos que, con aterradora ‘libertad’, destruyeron las estaciones y vehículos de servicio público de transporte, las oficinas públicas y privadas, los establecimientos de comercio, los monumentos históricos; agredieron a los agentes del orden; bloquearon el tránsito; causaron varias muertes y dejaron multitud de lesionados. Perplejos nos dejan las declaraciones de su Ministro de Defensa y de otros funcionarios que expresan que las manifestaciones “pacíficas” transcurrieron con “normalidad”.

Segundo.- Para enfrentar la pandemia china, su gobierno impuso severas restricciones a las libertades ciudadanas. Éstas, sorprendentemente, no rigen para las manifestaciones de la izquierda, lo cual ha sido respaldo por los alcaldes “progresistas”.

Entendemos que el derecho a la protesta no puede ser ilimitado. Y que el derecho de cada uno llega hasta donde comienzan los derechos de los demás. Se ha sembrado la semilla del libertinaje y la anarquía. Ahora recogemos frutos de violencia, desorden y destrucción misma de la sociedad.

La convocatoria a estas multitudinarias aglomeraciones en el pico más alto de la pandemia constituye una aterradora instigación para practicar genocidio sanitario. Acelerará severamente los contagios y las muertes, lo que no parece importarle mucho al ‘Comité de Paro’ ni a su Gobierno.

Exigimos a las autoridades drásticas medidas contra los violentos

Tercero.- Ha optado Usted por delegar toda la responsabilidad de velar por el orden público en los alcaldes, olvidando que es Usted el responsable de la seguridad de todos los colombianos y del orden en todo el territorio nacional, como Comandante Supremo de las Fuerzas Militares y de Policía. 

Clama la ciudadanía, expósita de protección ante la barbarie del terrorismo urbano, para que ejerza Ud. la autoridad de la cual fue investido y cumpla la Constitución, tal como lo juró en su posesión.

En consecuencia, COMO CIUDADANOS EXIGIMOS QUE DECLARE LA CONMOCIÓN INTERIOR, de conformidad con lo dispuesto en el art. 213 de la Constitución Política y adopte las medidas necesarias para restablecer el orden, evitar una catástrofe epidemiológica, poner fin a la destrucción de las ciudades y garantizar la seguridad y la tranquila convivencia de los colombianos.

Cuarto.- Pésimo ejemplo se imparte cuando se permite que los agentes del orden -cada vez mas arrinconados por el gradual cercenamiento de sus facultades legales- sean atacados impunemente por estas hordas compuestas por sicarios pagados, agitadores internacionales, milicianos de las Farc y del Eln, y pandilleros e idiotas útiles azuzados por profesores marxistas.

Exigimos que, de una vez por todas, la Inteligencia Militar y de Policía funcionen adecuadamente para prevenir la formación de estos grupos dispuestos a delinquir. Demandamos que las Fuerzas del Orden actúen con la debida contundencia ante la violencia y el crimen, y que procedan a capturar a los implicados. Reclamamos del Poder Judicial que castigue efectiva y severamente a los autores materiales así como a los inspiradores y promotores de la asonada.

Quinto.- Ello requiere, por parte de su Gobierno, la expedición de urgentes medidas que modifiquen la permisividad y tolerancia que se ha implantado desde la firma del funesto ‘Acuerdo de La Habana’, y la adopción de cuidadosos planes con la implicación de los más altos dignatarios del Estado.

No creemos que haya compromisos más urgentes que la defensa de la vida y la integridad de los colombianos y nuestra supervivencia como sociedad democrática.                   Continúa ⇒